En Chile se dio órdenes desde el gobierno de Piñera y los altos mandos de las Fuerzas Armadas y las Policías, de reprimir manifestaciones pacíficas, torturando, haciendo simulacros de fusilamientos, disparando a civiles desarmados. Se detuvo ilegalmente a manifestantes desde sus casas o desde las calles, se disparó contra viviendas y edificios, se propinó golpizas, humillaciones y se ejerció abuso sexual contra mujeres, adolescentes, lesbianas, personas trans, homosexuales y toda persona disidente sexual. Tal como en Dictadura: tratos crueles, inhumanos y degradantes, además de muerte. Todo eso no es “apremios ilegítimos”, sino tortura con intencionalidad de “castigarnos” por protestar.