TIPNIS y VIRUS DE ALTURA
Compañeras feministas y anarquistas que acompañaron esa marcha nos informaban ese día y en los días posteriores: “Hubo muchos niños y niñas heridas, asustadas. A los hombres los pusieron en camiones y a las mujeres y niños en cuatro buses. Los apalearon, la gente sangraba y seguían golpeándolos. Había un hombre al que le pegaban más. Varios policías contra él, yo gritaba, el hombre sangraba y ni siquiera se podía defender y ellos seguían, sin piedad”. Ese día todas y todos debieron refugiarse en la parroquia de Rurrenabaque, en la que según relataron hubo hasta 200 personas, la aplastante mayoría indígenas de comunidades, no dirigentes, muy poca gente urbana, algunos periodistas y alguna gente de o¬nGs.