APAGA LA TELE (1994)
REFLEXIONES
x Alvio Alvarez
Detengámonos a pensar, ¿por qué todos vemos televisión y acudimos a ella cuando disponemos de algún tiempo, o simplemente prendemos el aparato incluso sin sentarnos frente a él? ¿Por qué la tele cautiva por igual a la dueña de casa, a la mujer ejecutiva, al profesor y sus alumnos?
El objetivo de estas líneas es que juntos reflexionemos acerca de este medio electrónico de comunicación y entretenimiento, del impacto que los mensajes televisivos causan en nuestra vida y sociedad. Trataremos, además, de darnos cuenta de algo curioso e importante que rara vez llama nuestra atención: ¿Somos participantes activos de un proceso comunicativo o receptores pasivos de las propuestas televisivas?
Vayamos por pasos. Primero, la T.V. tiene por objeto impresionar, halagar, entretener, convencer al espectador estimulando sus sentidos y provocando sus instintos. O lo que es lo mismo, «nos entra por los ojos y los oídos». Esta particularidad es explotada al máximo por los realizadores de mensajes publicitarios. ¿En cuántos comerciales aparece alguien «feo» o de facciones no europeas? Seguramente habrán notado que los chocolates, autos, perfumes se muestran generalmente asociados a hombres y mujeres «apetecibles» estética y sexualmente. Todos son «lindos», jóvenes y rebosantes de alegría y buen vivir. Así cuando vemos en las vitrinas un helado, inconscientemente recordamos a la rubia que en vestido vaporoso corre por un bosque idílico y al caminar por el agua de un estanque, se sube la ropa hasta el mismo borde de lo permisible por las «buenas costumbres» o, cuando buscamos un regalo, optamos por la colonia que se regala a aquellos hombres elegantes que nos saben valorar.
Segundo, la televisión también «nos ve», incluso cuando no la encendemos; sabe lo que nos gustaría consumir y lo que verán y consumirán nuestros hijos mientras no estamos en casa. Nos ve a través de estudios e investigaciones sobre nuestras necesidades, y para ello, nos ha dividido en niveles según nuestros ingresos y posición social. Dichos estudios permiten, por ejemplo, diseñar las tramas de las telenovelas. En una, el eje central es el conflicto de una familia de la clase «top», con todos los atributos propios de su condición. En otra, los pequeños empresarios y las peluqueras tienen un rol protagónico.
Tercero, lo que la T.V. muestra, habla muy claramente de lo que esconde. Y es aquí donde podemos manifestar nuestro papel activo como televidentes, tratando de «ver» lo que no nos muestran o lo que nos sugieren y comunican indirectamente. Esto es válido tanto para los noticieros, como para los programas de participación, las telenovelas o los comerciales.
FUENTE: PUNTADA CON HILO, AÑO 1, Nº 1, AGOSTO 1994