Mes: enero 2025

Relatos sobre hostilidad horizontal

Estos relatos fueron escritos en chile y en Bolivia, cuando la autora era parte de organizaciones feministas autónomas y de redes de apoyo a luchas anticapitalistas, entre los años 2000 y 2013. En ese tiempo no conocía el concepto Hostilidad Horizontal, pero había vivenciado y contemplado varias de sus formas entre nosotras y nosotros mismos... El resarcimiento y homenaje es siempre para la víctima que da título al relato.

Sí, el «enemigo» también está adentro

Tengo datos y memorias de que, en la década de los ochentas, por ejemplo, aquellas que sí recibían sueldos institucionales acusaban de enriquecerse a costa del movimiento a las que se movían desde la autonomía. Sin embargo, el paso del tiempo y la falta visible de esa riqueza de la que “acusaban” dejó de ser herramienta de descrédito.
Luego, usaron el prejuicio respecto a los padecimientos de la salud mental para tratar de ensuciar el aporte de otras mujeres. Por ejemplo, todavía, a mí me tocó que cuando conocí a una de mis maestras feministas de vida, una mujer adulta mayor, alguien que me vio cerca de ella, acudió a contarme, como se cuentan estos chismes –en voz baja- que tuviera cuidado, que mi maestra había estado en tratamiento psiquiátrico.

EL TIPNIS, REFUGIO Y NO FOLCLOR*

En julio de 2012 se hizo una supuesta “consulta previa”. El Convenio 169 de la OIT estipula que los Estados deben consultar de manera “previa, libre, informada y de buena fe” a los pueblos originarios, pero esta consulta, claramente no fue previa, ni libre, sino impuesta, ni informada, pues el gobierno ocultó datos, y tampoco hubo buena fe porque entre otras cosas, no se respetó las normas internas de las comunidades ni de sus organizaciones. El gobierno emitió un informe en el que sostiene que el 80 por ciento de las comunidades aceptarían la carretera, sin embargo, un informe posterior emitido en abril recién pasado (2013)

TIPNIS y VIRUS DE ALTURA

Compañeras feministas y anarquistas que acompañaron esa marcha nos informaban ese día y en los días posteriores: “Hubo muchos niños y niñas heridas, asustadas. A los hombres los pusieron en camiones y a las mujeres y niños en cuatro buses. Los apalearon, la gente sangraba y seguían golpeándolos. Había un hombre al que le pegaban más. Varios policías contra él, yo gritaba, el hombre sangraba y ni siquiera se podía defender y ellos seguían, sin piedad”. Ese día todas y todos debieron refugiarse en la parroquia de Rurrenabaque, en la que según relataron hubo hasta 200 personas, la aplastante mayoría indígenas de comunidades, no dirigentes, muy poca gente urbana, algunos periodistas y alguna gente de o¬nGs.