Prisión política de Flora Pavez Tobar: CASTIGO POR DECIRLES NO A LOS PRECUSORES DEL “NO” (2007)
Soy de las mujeres de los años 80, que a diferencia de las que hoy están en el poder, continuamos buscando un Chile justo. Los que están ahora en La Moneda, en el Parlamento, en los Ministerios, son los mismos que en el gobierno de la Unidad Popular apoyaron el golpe. Cuando yo vi que quedaba inconclusa esa lucha, que todos empezaron a irse pa’ la casa, yo no podía y no quería hacer lo mismo. En verdad, nada había cambiado, era sólo maquillaje, y eso lo sabíamos todos, y yo no iba a autoengañarme con lo de La Alegría que ya venía…
X victoria aldunate morales, Memoria Feminista feministas autónomas
La Concertación sufre paranoia dictatorial grave, sostiene un estado de derecho que parte presumiendo culpables de delitos terroristas a quienes han mostrado desacuerdo con sus políticas, arrastra por décadas procesos antiterroristas abiertos, así castiga las vidas de la gente que se atrevió a decirles que “NO”… ¡A ellos!: Los precursores del “Vamos a decir que NO” el año 1989.
A Flora Pavez Tobar, como a muchas y muchos, la Alegría que decían que venía, ni siquiera la rozó y, ciertamente, dice más de esta “Democracia” que de Flora, el que ella, que fue detenida en dictadura, sea presa política en “democracia”. Es decir presa política no reconocida como tal, pero “¡Dime de algún gobierno que reconozca a sus presos políticos!”, desafía el abogado de derechos humanos de FASIC, Fundación de Iglesias Cristianas, Alberto Espinoza Pino.
Está claro, esta democracia que es una desgracia hace lo que cualquiera de estas falacias, por eso a esta presa política chilena en un gobierno “femenino”, no le han prestado ayuda médica ante malestares de salud, la han allanado y hasta han taladrado las paredes de su celda “para ver si planeo alguna escapatoria o escondo algo, no sé…”, declara Flora, molesta.
Ella es presa política por segunda vez por culpa de un proceso del año 92 (¡de hace 15 años!), y aún no sale de su asombro por la manera en que la detuvieron, totalmente fuera de contexto: “4 autos y 12 hombres para mí sola en San Vicente de Tagua Tagua (su pueblo en la 4ª región), que me esposaron y me metieron violentamente a uno de los autos sin explicarme absolutamente nada, me llevaron a Santiago, al Cuartel de Investigaciones de Chile, departamento 5º en Borgoño, no me informaron nada nuevamente, y recién al otro día, esposada y con grilletes, en la Fiscalía 4ª me dijeron que era por los procesos del 92”.
“NOS SIGUEN CASTIGANDO”
Flora se encuentra actualmente en el SEAS, Sección Especial de Alta Seguridad de la Cárcel de Mujeres donde conversamos con ella hasta que las gendarmes nos echaron. Hablamos de su vida y hasta nos reímos, compartimos relatos y la esperanza de que salga pronto.
“Luchamos por un Chile distinto”, relató “y nos siguen castigando porque tuvimos la rebeldía de luchar por eso. Soy de las mujeres de los años 80, que a diferencia de las que hoy están en el poder, continuamos buscando un Chile justo. Los que están ahora en La Moneda, en el Parlamento, en los Ministerios, son los mismos que en el gobierno de la Unidad Popular apoyaron el golpe. Cuando yo vi que quedaba inconclusa esa lucha, que todos empezaron a irse pa’ la casa, yo no podía y no quería hacer lo mismo. En verdad, nada había cambiado, era sólo maquillaje, y eso lo sabíamos todos, y yo no iba a autoengañarme con lo de La Alegría que ya venía… Me tomaron en el 92 y estuve con otros compañeros 42 días en huelga de hambre, cumplí 5 años y medio adentro, y me parece suficiente. Ahora quería hacer trabajo social en poblaciones, talleres y organizaciones de mejoramiento de la calidad de vida, trabajar, mantenerme, desarrollar mi relación de pareja, pero estoy acá, por algo de hace 15 años”…
El abogado de FASIC, explica –aunque para ser sincera, esta comunicadora no entiende y no es que él no sea claro o mis neuronas no me acompañen, sino que los paradigmas legales me indigestan- que Flora a pesar de haber estado 5 años y medio tras las rejas y otros 8 años y medio firmando en la Fiscalía, legalmente “no ha cumplido condena aún”.
“Ella tiene 3 penas, pero es una gran injusticia que esté en la cárcel de nuevo, porque resulta que en Chile, en los años 90, se arbitraron medidas para que no hubiera presos políticos. Además estamos hablando de una mujer reinsertada, con una vida de trabajo y esfuerzo”.
En Gendarmería de Chile, cuyo lema es “Vigilar, atender, rehabilitar” (como si Harboe, subsecretario del interior hubiera sido el filósofo fundador de esa institución) dicen de Flora, tiene una causa por “Delitos, daño y lesiones graves” que ingresó el 4 septiembre y que su condena actual serían 3 años y un día, más uno, más 541 días. O sea, 4 años 1 mes y 25 días aproximadamente, que si los sumamos a los 5 años y medio en la cárcel y a los 8 y medio firmando, nos dan más de 18 años… ¡Y ya no queremos contar más las injusticias y falacias de estas democracias tan desgraciadas!
¿CÓMO ES FLORA?
Una mujer pequeña, pero fuerte, clara en sus planteamientos, sencilla y afectuosa, que sonríe bastante, incluso ahora. Cuenta que desde sus 18 a sus 29 años, hizo “trabajo social”, de ese que se suele hacer por el placer de empujar a un mundo que no quiere avanzar solo. Era trabajo y vida comunitaria, talleres, juegos con los niños y niñas, reflexiones grupales, ollas comunes, con organizaciones de allegados, con mujeres y sus hijos e hijas, en poblaciones populares. Eran los años 80 que bullían de represión, pero también de fuerzas para haber cambiado esto que tenemos ahora…
A los 14 años, en el 77, se dijo: “No voy a ser una mujer más”…
Quería decir, explica, que su imagen de los hombres, de cómo trataban y se portaban con las mujeres, no era de las mejores, entonces ser una de ellas, sin educación, sin autonomía, con una chorrera de hijos que nacían tan pobres como ellas, metida en la casa, no era lo que buscaba vivir.
En su pueblo no había Enseñanza Media, para proseguir estudios luego de la básica, si quería ir a la Media, debería haberse desplazado todos los días a otra ciudad y no había plata para eso en su familia con un sueldo de obrero, una madre que se dedicaba al trabajo impago de la casa, y varios hijos e hijas además de ella. Por eso a los 15 años, emigró a Santiago donde ya se encontraba su hermana mayor, y buscó trabajo “en lo que fuera”. Y lo que fuera, ya se sabe, para las mujeres pobres en Chile como en toda Latinoamérica, es un abanico estrecho, así es que comenzó a trabajar como empleada doméstica y también en talleres de costura. Gracias a su salario, retomó sus estudios medios en un Liceo nocturno y años más tarde aprendió digitación en computación.
Así, le llevó la contra, una vez más, a su padre y a todos los padres que a menudo dijeron: “¡Y pa’ qué va a estudiar!”… -¡Y pa’ que va estudiar, si es linda!, ¡y pa’ qué va a estudiar, si se va a casar!, ¡y pa’ que va estudiar, la suelta!-…
Además tampoco, en ese tiempo aceptó casarse ni tuvo hijos, porque fue lo que eligió junto con su postura política. “No porque no tuviera ganas, sino porque tenía más ganas todavía de hacer otras cosas, y no me veía arrastrando hijos o hijas en ese torbellino que era mi vida, una vida que en todo caso, me gustaba y asumía como mi proyecto social y político”… ¿Han notado, que a veces los hombres se van a las guerrillas, a la revolución o lo que sea, y dejan hijos regados? Bueno, ella no quiso hacer eso.
TORTURAS Y ABUSOS EN “DEMOCRACIA”
En el año 89, a los 26 años, el 8 de marzo, Flora cayó detenida haciendo rayados en la calle. Tres años después, en 1992, fue torturada y abusada. Esto, ya en supuesta democracia, con Aylwin, aquel ex golpista que lloró por la tele cuando reconoció las violaciones a los derechos humanos…
En la comisaría Las Tranqueras del barrio San Pablo, en Santiago, uno de los carabineros de civil que la torturaban le gritó: “¿Te acordai’ de mí? ¿Te acordai’ de cuando caíste el 89? ¡Te dije que te iba a costar caro!”. Flora en realidad ni se acordaba, pero ellos sí. Y vendada, esposada, desnuda, amarrada de pies y manos, puesta en la parrilla eléctrica, abusada sexualmente, “manoseada, humillada”, como todas las mujeres que son doblemente vejadas por el sólo hecho de ser mujeres, vio violados sus derechos humanos una vez más, tanto o más de lo que habían sido violados en dictadura.
También en esa ocasión, los torturadores le echaban en cara que no se hubiera casado ni tuviera marido: “Que si hubiera tenido hijos y hombre, no habría andado hueveando, como ellos decían. Así es que yo me inventé un pololo para que me dejaran tranquila de una vez”, explica Flora.
Bajo torturas reconoció ser integrante del Movimiento Juvenil Lautaro, y quedó presa por 5 años y medio. El proceso en algún momento de su latigudo desarrollo, llegó a fojas 0 por falta de pruebas y porque no hubo ni siquiera reconocimiento de testigos, pero, “misteriosamente, volvieron a abrirlo, y quedé firmando, hasta el 3 de septiembre recién pasado en que llegaron con todo su circo a buscarme a mi pueblo, y me sacaron de allí, delante de todos mis vecinos, mostrándome como si fuera alguien muy peligrosa”.
IMPRESENTABLES
En los últimos años, Flora, ahora en pareja con Jorge, también ex preso político de la “democracia”, consiguió una vivienda propia, y si bien, ella y su pareja, por sus antecedentes políticos carcelarios, no han podido elegir los trabajos asalariados que han encontrado (¿pero quién puede hacer eso en el $hile neoliberal?) igual han trabajado para mantenerse y pagar un subsidio habitacional, como temporeros en la fruta, y ella además como empleada doméstica. Jamás han podido acceder a atención en salud más que como indigentes, ni a algún beneficio de los que tienen los ex pres@s polític@s y exonerados de la dictadura.
Para ellos y ellas, nada, sólo más persecución, lo que parece, otra estrategia concertacionista para mostrar su complacencia a los dueños de $hile y también una manera de minimizar la impunidad, comparando a personas actuantes a partir de sus ideas con agentes de un Estado dictatorial, el de Pinochet, que cometió crímenes contra la humanidad.
El último año, habiendo descripciones atroces de procedimientos de exterminio a las víctimas y habiéndose probado la participación directa de criminales procesados como Freddy Enrique Ruz Bunger, Carlos Arturo Madrid Hayden, Álvaro Julio Federico Corbalán Castilla y Sergio Antonio Díaz López, en el caso del detenido desaparecido Juan Luis Rivera Matus, la sala Penal de la Corte Suprema resolvió anular la sentencia que los había condenado a 10 años de presidio mayor por una de 3 años de presidio menor en su grado medio para Ruz Bunger y Madrid Hayden (con remisión condicional) y de 4 años de presidio menor en su grado mínimo a Díaz López con libertad vigilada, lo mismo que a Corbalán Castilla. En el caso de la desaparición de Luis Vidal Riquelme y los homicidios calificados de Cesáreo Soto y Rubén Acevedo, la Segunda Sala Penal de la Corte Suprema aplicó prescripción por tres votos contra dos y absolvió al criminal condenado por sus muertes, José Basilio Muñoz[1]…
Es decir, los mayores criminales, torturadores y violadores, con penas de 3 años y en definitiva sueltos, mientras Flora está encerrada habiendo cumplido ya 5 años y medio adentro y otros 8 y medio fuera de la cárcel: ¡Esta democracia es un desgracia! Sí, y además, ¡Impresentable!
Fuente: Blog de Memoria Feminista feministas autónomas, 23 DE NOVIEMBRE DE 2007
[1] Juan Luis Rivera Matus, Electricista, ex dirigente sindical de Chilectra y militante del PC, detenido el 6 de noviembre de 1975. Luis Vidal Riquelme, detenido desaparecido que iba en la misma patrulla militar con Cesáreo Soto González y Rubén Acevedo Gutiérrez, cuyos cuerpos fueron encontrados en los días posteriores al golpe del 73 en el río Loncomilla.