NICARAGUA: ALEJANDRO BENDAÑA, SANDINISTA, PIDIÓ PERDÓN POR SU SILENCIO CÓMPLICE EN LOS HECHOS DE ABUSO DE PARTE DE ORTEGA A ZOILAMERICA (1998)

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…»yo rompo públicamente con Daniel Ortega, a como lo hice en privado en enero de este año. Sólo me arrepiento de haber participado con tantos de ustedes en la creación de un ídolo y de depositar en él tanto poder concediéndole en efecto impunidad»…

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Aejandro Bendaña


ALEJANDRO BENDAÑA : «PIDO PERDON COMO HOMBRE Y COMO SANDINISTA»Publicado

Publicado X Blog Memoria Feminista en 2008*

«Quiero dejar constancia personal del irrespeto y humillación que sufrí como ser humano, como hombre, como padre de familia, como esposo y como militante sandinista.

Hoy como hombre te pido perdón, Zoilamérica, por no haber hecho lo suficiente para detener a Daniel Ortega en su agresión contra vos, agresión que yo llegué a presenciar desde años anteriores a nuestro matrimonio. Pido perdón por todos los hombres y mujeres que también sabían de esta situación y no tuvieron el valor ni entonces ni hoy de hablar y de tomar partido por la justicia.

* A mis hermanos y hermanas sandinistas les pido reflexionar antes de condenar. El dolor que ustedes sienten lo he venido acarreando en lo personal desde hace mucho tiempo. Al acusar yo a Daniel Ortega de violar los códigos éticos, sociales y partidarios, lo hago sobre la base de mis 22 años de pertenecer al Frente Sandinista, incluyendo unos 15 de colaborar estrechamente con él.

* Yo también fui víctima de Daniel Ortega hasta el día de hoy. Yo no rompo con el Frente Sandinista, yo rompo públicamente con Daniel Ortega, a como lo hice en privado en enero de este año. Sólo me arrepiento de haber participado con tantos de ustedes en la creación de un ídolo y de depositar en él tanto poder concediéndole en efecto impunidad.

* Pecamos como hombres y sandinistas por no haber enfrentado nuestra propia cultura machista, por no haber distinguido sino hasta hoy entre la disciplina partidaria y el respeto propio, entre la unidad y la pasividad, por no haberme percatado lo suficiente que la ética y los valores no se pueden defender, en nombre del partido, mediante la pasividad, la indiferencia, ni mucho menos con asignaciones de impunidad.

* Yo no puedo sentir respeto por quien no me respetó como ser humano, como padre de familia. El abusó de mi militancia sandinista, él abusó de su posición como Secretario General. Cuántas veces me llamaba por la mañana pidiendo una colaboración política, y por la noche marcaba el mismo número para comunicarle todo tipo de insinuaciones a mi esposa.

* Llega el momento en que el dolor del silencio oprime más que el dolor de la denuncia. Tanto más doloroso cuando la búsqueda de justicia que sella nuestro compromiso político choca con una figura que para muchos simboliza la justicia en Nicaragua.

* Estoy convencido que hacer pública esta acusación era y es la única manera de terminar con el acoso, el irrespeto, y el régimen de mentira e intimidación que sufría nuestra familia. Es también para mí la forma de recuperar mi auto respeto. No fue fácil. Tuve que escoger entre la verdad pública y Daniel Ortega, y escojo la verdad y lo hago como hombre y como sandinista.

* Tengo 22 años de militar en el Frente Sandinista. Me es difícil concebir siquiera una vida fuera del mismo. Pero, pase lo que pase, reafirmo mi fe en los principios que guiaron a Augusto Sandino y a Carlos Fonseca. Mi fe está en aquel Sandino humanista que no titubeó en mandar a fusilar a cualquiera de sus soldados que ultrajara a una mujer. La violencia sexual es condenable venga de donde venga, y un cargo de autoridad no da licencia para ultrajar normas legales y morales. Todo lo contrario.

* Pido perdón a la mi siempre amiga Zoilamérica por mis momentos de duda y por no haber estado más a su lado. Como hombre y como sandinista, quiero pedirle perdón a mis compañeros y compañeras dentro y fuera del Frente Sandinista por haber sido cómplice de este silencio. Pido a los hombres que nos libremos de las ataduras machistas que nos han hecho tanto daño y que hacen más daño a las mujeres, a los niños y a las niñas. Yo me siento liberado, y siento que he recuperado mi verdadera condición de hombre, de hombre suficientemente humano y hermano para ponerse al lado de una mujer, de toda mujer, para acompañarla en la lucha contra su opresión. Terminemos con esta cultura de violencia y abuso de poder que victimiza a toda la sociedad. Y comencemos atacando el silencio encubridor de la impunidad.

FUENTE: Revista Envío, Marzo, 1998. Managua, Nicaragua http://www.envio.org.ni/articulo/346