Presentamos varios textos para la reflexión. La carta de Zoilamérica aparecida inesperadamente el 3 de marzo. El comunicado leído ese día ante la opinión pública por su madre, Rosario Murillo.
X Equipo Envío/Número 192 | Marzo 1998
Una ampliación de la carta y extractos de una entrevista con Zoilamérica ocho días después de su denuncia. Y la carta que dirigió a Zoilamérica su ex-esposo Alejandro Bendaña el 8 de marzo.
ZOILAMÉRICA NARVAEZ: «UNA PROLONGADA AGRESION»
Muy queridos amigos y amigas: Escribo esta carta para quienes con su compañía, aprecio y solidaridad, acompañan cotidianamente no sólo mi quehacer en el campo profesional y político, sino mi vida personal. Lo hago con la plena confianza de que las cosas que nos han acercado nos van a mantener igualmente cercanos. De alguna forma he venido compartiendo con ustedes mi proceso de reflexión y de tomas de decisiones respecto a hechos y situaciones de mi vida que, aunque individuales, desbordan el ámbito de la persona, atraviesan aspectos de principios, valores éticos que pueden llegar a incidir en múltiples aspectos de la vida nacional.
* El proceso a través del cual he transitado no ha sido ni corto ni sencillo. Aunque he contado con el aprecio y el consejo sano de mis buenos amigos y amigas, las decisiones son, al final, de nadie más que mías. He reflexionado y analizado profundamente todo lo que se encuentra implícito, las posibles derivaciones, los efectos humanos, políticos e ideológicos que puede causar. En consecuencia, las implicaciones las asumo a título estrictamente individual.
* Mañana martes inicia para mí una nueva etapa de mi vida, la cual espero compartir también con ustedes. Quizás el aspecto más importante de esto es lo relativo a recuperar mi nombre, con todo lo que ello significa. Por un lado, dejo de usar el apellido Ortega, el que no me pertenece y con el cual, por razones éticas, no me identifico. Desde los once años fui agredida sexualmente y de manera reiterada por muchos años, por quien, a pesar de su condición de padre de familia, abusó de su poder, sembró en mí (en aquel entonces una niña) miedos e incertidumbres y afectó emocionalmente el desarrollo de mi infancia y de mi adolescencia. Superar los efectos de esa prolongada agresión, con el acoso, la amenaza, las presiones y el chantaje que la han acompañado, no ha sido fácil.
* Por otra parte, afirmo mi derecho a ser la dueña de mi propio futuro, como no lo he sido de mi propio pasado. Reivindico mi derecho, como ciudadana, como mujer y como militante sandinista a proceder según los dictados de mi propia conciencia. En mi condición de ser humano, he vivido un proceso interno de sanar heridas, que me permite transitar desde el dolor, el miedo y la impotencia, hacia la dignidad, la fe y la fuerza. Alzo la vista hoy hacia el futuro, definitivamente, un futuro de amor y compromiso.
* Respetaré con mucha sinceridad, las posiciones que cada uno asuma. El proceso de desarrollo de la conciencia es distinto en cada uno de nosotros y está determinado por las vivencias de cada uno. No pretendo con esto protagonismo alguno, pero en los momentos difíciles que pueden venir en un futuro cercano, espero que la ética y el humanismo sean la guía de cada uno de nosotros. Esto nos permitirá reencontrarnos en la búsqueda de la verdad.
ROSARIO MURILLO: «LAS CADENAS DE DOLOR»
* Es desafortunado que tengamos que presentarnos ante ustedes con una declaración alrededor de un tema que nunca me imaginé íbamos a estar nosotros abordando, exponiendo, presentando. Verdaderamente, la vida está llena de sorpresas. La vida está llena de sucesos aparentemente inexplicables, pero siempre hay en todo una enseñanza, una razón que se va a develar, que se irá presentando con claridad y que le ayuda a uno a comprender y a aprender.
* Con mucho dolor pero también con mucha dignidad, con mucho orgullo y con muchísimo amor, estamos aquí reunidos como familia enfrentando esta durísima prueba. Esta es otra prueba que nos presenta la vida. Como familia, nosotros hemos conocido tiempos buenos y tiempos muy duros. Como decimos en Nicaragua: las duras y las maduras. Gracias a Dios y a su infinito amor, en cada momento hemos sido bendecidos con los recursos interiores necesarios para enfrentar esos tiempos, los buenos y los menos buenos, y extraer de ellos enseñanzas y crecimiento. Esta vez estamos frente a un durísimo golpe, más duro aún por provenir de un ser querido. Estamos aquí Daniel, mi compañero, mis hijos todos. Estamos invocando a Dios para encontrar aquí también la razón, la señal.
* ¿Qué motivos puede tener un ser querido para pretender que se pierda el respeto a un hombre que se ha entregado al pueblo sin claudicaciones? ¿Qué motivos puede tener para intentar destruirlo como símbolo de valores y compromisos que ha ratificado con intachable calidad moral cada día de su vida? Nosotros creemos, amigos, compañeros, que el tiempo por voluntad de Dios sin cuyo aliento nada se mueve, irá develando los motivos y las razones de todo esto.
* Sólo queremos decir que para nosotros es un asunto de familia, de dolor y conmoción familiar, que tiene un cariz político porque somos una familia cuyo padre ha asumido desde los catorce años un compromiso sin tregua ni doblez sin tregua ni doblez, lo repito en la vida política de este país y eso tiene compensaciones y tiene costos. Creo que hoy pagamos costos.
* Nosotros estamos impactados, estamos conmovidos, estamos dolidos. Pero también, gracias a Dios, estamos en condiciones de aprender. Y aprendemos. Sinceramente, no tenemos rencor, no albergamos resentimiento. Por eso queremos responder solamente con amor. Yo le envío a Zoilamérica, nosotros le enviamos a Zoilamérica, a sus niños, mucha luz y mucho amor. La queremos mucho. Estamos con ella en oraciones y en la esperanza de que vuelva a nosotros y nosotros podamos llegar a ella, en esas rutas de amor y luz que el universo crea para todos los seres y que con tanta frecuencia nos negamos a ver y a transitar.
* Que Dios nos siga dando a todos fuerza, mucha fuerza, para amar y para perdonar, para evolucionar. Para evolucionar. Porque las cadenas de dolor se rompen, pero no con más dolor. Se rompen con compasión y amor.
* Dejamos claro ante nuestro pueblo que ésta es una falsedad, que éste es un golpe para nuestra familia. Lo queremos mantener como un asunto de familia. Y queremos que se nos respete este derecho a ver esto como un asunto de familia. Esta es nuestra declaración. Repito que estamos conmovidos y dolidos. No vamos a decir más, no vamos a entrar en llevar y traer, en decir y volver a decir. No vamos a atacar a nadie, no adversamos a nadie. Tenemos el corazón lleno de amor y de necesidad de entender. Quiero agradecer todas las muestras de cariño, de solidaridad, de amistad y de fe en nosotros que estamos recibiendo y que nos ayudan a encontrar más fuerza y más razones para amar.
ZOILAMERICA NARAVEZ: «ESTA ES MI HISTORIA»
* Quiero esta tarde reiterar todos los conceptos vertidos en la carta publicada esta mañana. Reivindico mi derecho a defender mi identidad. Yo he sido abusada y agredida en todas las dimensiones. He sido agredida sicológica, física y sexualmente. Y también he sido agredida desde una posición de poder. Y es por eso que este caso tiene una connotación que trasciende el ámbito de mi vida personal.
* La violencia intrafamiliar y el abuso y la agresión sexual y éste mi caso, mi situación, mi verdad trasciende la vida familiar y el ámbito privado. Muchas mujeres y hombres que en este país han vivido esta situación saben de sus difíciles secuelas y daños y que enfrentarlos implica un proceso que va mucho más allá de la familia. Esta sociedad ha reconocido precisamente en una ley que la violencia intrafamiliar es un problema que va más allá del ámbito privado.
* Yo reivindico mi derecho a tener mi identidad, a recuperar mi apellido y a decir mi verdad, independientemente que esto trastoque posiciones de poder. Este proceso de superación ha sido largo, ha sido muy difícil. Inició hace mucho tiempo. Y con mucha fuerza de voluntad y con la ayuda de Dios, he llegado hasta este punto, en el que he decidido romper el silencio. Mucho tiempo estuve callada por preocupaciones políticas. Mucho tiempo estuve callada por otro tipo de razones. Pero salir con esperanza y enfrentar mi verdad insisto: mi verdad permite también que otros hombres y mujeres enfrenten su verdad. Quiero hacer un llamado a hombres y mujeres a que salgan de la oscuridad, a que asuman con entereza y con firmeza sus historias.
* Esta es mi historia. Lo que dice esa carta es mi historia. Es la historia de una mujer de 30 años, que enfrenta hoy una nueva vida, con una nueva identidad, despojándose de los miedos, que son uno de los principales daños del abuso sexual y del abuso de poder.
* Ante todo, hoy doy gracias a Dios porque me ha permitido reivindicarme. He vivido un proceso y hoy, desde la impotencia, me ha permitido el derecho de hablar. Por lo tanto, pensar que estoy siendo manipulada, manejada, también lesiona mi integridad, en tanto es mi conciencia, mi conciencia de mujer y mi conciencia política, pero sobre todo mi conciencia de ser humano, las que me han hecho dejar de ser cómplice de mí misma y de mi propio silencio.
* Yo no estoy emprendiendo acciones legales contra Daniel Ortega. Yo lo he perdonado. Confío en la capacidad de las personas de perdonar. Pienso que quienes tienen estatura política y gran estima de su pueblo, sabiendo que están en el corazón de su pueblo, también tienen que ser capaces de perdonar y de asumir el daño que hicieron y de pedir perdón de la forma en que pueden hacerlo como dirigentes.
* Este es un acto personal, de mi conciencia de mujer, por el que hoy me libero. Hoy me libero del miedo y de todo aquello que me ataba. Mi paso inicial ha sido recuperar mi apellido, recuperar mi identidad, y eso es para mí recuperar mi verdad, recuperar mi historia. ¿Por qué hasta hoy? Vencer el miedo es un proceso, un proceso que inicia con vencer las secuelas. Yo me permití, hasta hace muy poco tiempo, ser atendida sicológicamente. Porque no tuve derecho siquiera a ser atendida. Por el secreto. He pasado por el proceso de superar las consecuencias físicas y biológicas de todo este daño. En segundo lugar, ha sido un proceso de reconciliación conmigo misma por los efectos que en mí tuvo esto.
* Hoy necesito reintegrarme plenamente como mujer con mi verdad, surgir como la verdadera Zoilamérica Narváez Murillo y cerrar una etapa de mi vida. ¿Por qué hasta hoy? ¿Por qué tan tarde? Yo no quisiera estar iniciando mi nueva vida a los 30 años. Yo también hubiese querido reconocer esto, detener esto, mucho antes, para no sufrir tanto, para no ser tan afectada no sólo en mi condición de adolescente y de niña, sino también en mi condición de pareja.
* Es un momento muy difícil para mi madre y no quiero emitir criterios sobre ella. Yo la he perdonado, ella sabe que la quiero mucho. Confío en la capacidad de las personas de pedir perdón. Este es un tema que mucha gente conocía. Mi proceso lo conoce mucha gente. Hay mucha gente que no se asombra de esto. Yo no quiero mencionarlos. Yo no voy a decir quiénes saben, con quiénes compartí mi dolor en los momentos más difíciles y de quienes obtuve mucha solidaridad. Mucha gente lo sabía, me conocen y saben que yo no tendría por qué mentir.
* Creo que nadie asume el riesgo que yo estoy asumiendo para mentir. Creo que nadie mentiría con un costo tan alto. Debo decir que cuando compartí con mis amigos y amigas esta carta que llegó a los medios, les decía: yo no tengo miedo, estoy emprendiendo mi vida y para enfrentarla tengo que dar este paso.
ZOILAMERICA NARVAEZ: «UN FSLN CON CORAZON»
* Yo no denuncio al FSLN sino a Daniel Ortega. Creo que son dos cosas distintas, aun cuando algunos parecen no saber establecer la diferencia indispensable y necesaria entre personas y partidos. Pero las conductas privadas negativas evidentemente lastiman al partido, particularmente cuando se trata de sus más altas autoridades y cuando endiosamos a los líderes, al punto que nos negamos a ver sus debilidades humanas. Yo no soy la que hice el daño al Frente Sandinista, fue Daniel Ortega.
* Mi conciencia no tiene precio. De hecho, voy a deshacerme no sólo de un apellido y de bienes que no me pertenecen, sino también de un estilo de vida muy distinto al de mi niñez. Mi mayor aspiración es vivir con mi hijo y mi hija, de 5 y 3 años, en una casa adquirida de acuerdo a mis propias posibilidades. Eso también será parte de mi nueva identidad, que desarrollaré en un marco más comunitario.
* Es difícil valorar el rol que juega Daniel Ortega en el seno del FSLN sin considerar su conducta moral. En mi condición de militante siempre viví esa contradicción. ¿Cómo entender su conducta lesiva a mi condición de mujer sin perderle respeto en lo político? En el contexto actual, su condición de líder le impone la obligación de reconocer la injusticia y el abuso de poder expresado en la agresión sexual cometida contra mí desde 1978, a la edad de once años, hasta 1990; y el acoso durante todos los años de mi matrimonio hasta enero de 1998.
* Dado lo delicado del caso, recurrí a un miembro de la Dirección Nacional, a quien expuse mi situación personal y me escuchó con mucho humanismo. También presenté en diciembre por última vez mi reclamo y pedí respeto a mi integridad personal y la de mi familia, así como respeto a mi condición de militante sandinista. Con mucho dolor recibí respuestas lesivas, poniendo en tela de juicio mi estabilidad emocional, aduciendo que yo tenía problemas «existenciales».
* Yo no soy tan irresponsable como para presentar una denuncia que no esté en capacidad de sustentar con evidencias, testimonios y testigos en un juzgado. Ya dije que no me interesaba ir a un juicio legal, me interesa más mi proceso personal y provocar en nuestra sociedad y partido una reflexión moral alrededor de la violencia intrafamiliar.
* Es lamentable que las mujeres se identifiquen instintivamente con la versión del hombre y repudien, sin mayor análisis, el planteamiento de una mujer. También es triste presenciar cómo la cohesión y la intimidación política se aplica para forzar criterios contra mi persona, lo cual evidencia la existencia de agresividad masculina en las relaciones y formas de comunicación política entre los miembros del FSLN, particularmente entre hombres y mujeres. Eso sí provoca un daño grave a la sociedad nicaragüense por cuanto el sandinismo se presenta reaccionando con hostilidad en detrimento de la causa de la mujer que sufre violencia. Asimismo, se presenta el grave peligro de que los militantes hombres con cargos de autoridad puedan, en consecuencia, abusar de las mujeres y gozar de impunidad. Contar con un cargo no significa licencia para pasar por encima de la ley y de las normas morales más elementales de toda sociedad.
* Esta no es una acusación contra el Frente Sandinista sino contra Daniel Ortega. El Frente Sandinista técnicamente no es parte involucrada; moralmente y políticamente sí lo es, porque aquí vamos a ver si el sandinismo es capaz de demandar y practicar la congruencia entre la vida pública y la vida privada de todo aquel o aquella que dice ser revolucionario o revolucionaria.
* Nunca coincidí con los planteamientos del MRS. Sigo siendo sandinista y quiero al Frente Sandinista. Quiero un FSLN con un lugar para el corazón, con una capacidad humana y orgánica de escuchar a cada miembro, a cada persona oprimida. Un partido donde el poder no sea instrumento de agresión, un partido erigido sobre la verdad, por muy dolorosa que sea, pero no sobre la mentira. Porque mantener una mentira, como yo tuve que mantenerla tanto tiempo en silencio, significa proteger la mentira. Mantener una mentira es sufrir. Rompamos el silencio cómplice, porque como dice la Biblia: «La verdad nos hará libres».
ALEJANDRO BENDAÑA : «PIDO PERDON COMO HOMBRE Y COMO SANDINISTA»
* Quiero dejar constancia personal del irrespeto y humillación que sufrí como ser humano, como hombre, como padre de familia, como esposo y como militante sandinista. Hoy como hombre te pido perdón, Zoilamérica, por no haber hecho lo suficiente para detener a Daniel Ortega en su agresión contra vos, agresión que yo llegué a presenciar desde años anteriores a nuestro matrimonio. Pido perdón por todos los hombres y mujeres que también sabían de esta situación y no tuvieron el valor ni entonces ni hoy de hablar y de tomar partido por la justicia.
* A mis hermanos y hermanas sandinistas les pido reflexionar antes de condenar. El dolor que ustedes sienten lo he venido acarreando en lo personal desde hace mucho tiempo. Al acusar yo a Daniel Ortega de violar los códigos éticos, sociales y partidarios, lo hago sobre la base de mis 22 años de pertenecer al Frente Sandinista, incluyendo unos 15 de colaborar estrechamente con él.
* Yo también fui víctima de Daniel Ortega hasta el día de hoy. Yo no rompo con el Frente Sandinista, yo rompo públicamente con Daniel Ortega, a como lo hice en privado en enero de este año. Sólo me arrepiento de haber participado con tantos de ustedes en la creación de un ídolo y de depositar en él tanto poder concediéndole en efecto impunidad.
* Pecamos como hombres y sandinistas por no haber enfrentado nuestra propia cultura machista, por no haber distinguido sino hasta hoy entre la disciplina partidaria y el respeto propio, entre la unidad y la pasividad, por no haberme percatado lo suficiente que la ética y los valores no se pueden defender, en nombre del partido, mediante la pasividad, la indiferencia, ni mucho menos con asignaciones de impunidad.
* Yo no puedo sentir respeto por quien no me respetó como ser humano, como padre de familia. El abusó de mi militancia sandinista, él abusó de su posición como Secretario General. Cuántas veces me llamaba por la mañana pidiendo una colaboración política, y por la noche marcaba el mismo número para comunicarle todo tipo de insinuaciones a mi esposa.
* Llega el momento en que el dolor del silencio oprime más que el dolor de la denuncia. Tanto más doloroso cuando la búsqueda de justicia que sella nuestro compromiso político choca con una figura que para muchos simboliza la justicia en Nicaragua.
* Estoy convencido que hacer pública esta acusación era y es la única manera de terminar con el acoso, el irrespeto, y el régimen de mentira e intimidación que sufría nuestra familia. Es también para mí la forma de recuperar mi auto respeto. No fue fácil. Tuve que escoger entre la verdad pública y Daniel Ortega, y escojo la verdad y lo hago como hombre y como sandinista.
* Tengo 22 años de militar en el Frente Sandinista. Me es difícil concebir siquiera una vida fuera del mismo. Pero, pase lo que pase, reafirmo mi fe en los principios que guiaron a Augusto Sandino y a Carlos Fonseca. Mi fe está en aquel Sandino humanista que no titubeó en mandar a fusilar a cualquiera de sus soldados que ultrajara a una mujer. La violencia sexual es condenable venga de donde venga, y un cargo de autoridad no da licencia para ultrajar normas legales y morales. Todo lo contrario.
* Pido perdón a la mi siempre amiga Zoilamérica por mis momentos de duda y por no haber estado más a su lado. Como hombre y como sandinista, quiero pedirle perdón a mis compañeros y compañeras dentro y fuera del Frente Sandinista por haber sido cómplice de este silencio. Pido a los hombres que nos libremos de las ataduras machistas que nos han hecho tanto daño y que hacen más daño a las mujeres, a los niños y a las niñas. Yo me siento liberado, y siento que he recuperado mi verdadera condición de hombre, de hombre suficientemente humano y hermano para ponerse al lado de una mujer, de toda mujer, para acompañarla en la lucha contra su opresión. Terminemos con esta cultura de violencia y abuso de poder que victimiza a toda la sociedad. Y comencemos atacando el silencio encubridor de la impunidad.
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