¿CREES QUE HUELO MAL?
Les amas como una hija, sí, pero como a una hija de pobres (como tú misma). Y no es lo mismo en lo concreto como se materializa el amor de las madres pobres, que el de las otras. Y haces lo que puedes, con mucho amor y escasos billetes. Así, terminas sintiéndote profundamente culpable de no haber sido “la madre que debías”. (Y es que nunca lo eres, especialmente cuando vives en la población).
Y en la población o en otras comunas que tienen más pelo (en eso hay una “igualdad” de mierda), siempre hay gente que imagina que quienes no huelen como ellos, no se parecen a ellos, no tienen su color, su «pelaje», su lenguaje, deben ser eliminados.
x victoria aldunate morales
Aunque el Estado chileno declara que por el reglamento art.40 de la 21.020, protegería a las colonias de gatos ferales, es solamente una ley más de las que no se cumplen. Una mentira más.
-Parece que te gustan los gatos- me dice alguien… Y me quedo pensando en si «me gustan» o solamente convivo con ellos en la certeza de que la existencia de lo viviente merece ser respetada.
Hay tanta gente que se cree ciudadana y muy «moral», y también –probablemente- muy clase media para que le pasen estas cosas…
Cosas como que anide una colonia feral de gatas y gatos abandonados por los humanos, en tu techo… Tu techo de población, claro. No son techos privilegiados, si no unos en un territorio en el que la gente no sabe qué hacer con los animales porque aunque el Estado $hileno dice protegerles, no hay ninguna institución, ni estatal ni de las otras que realmente lo haga. Todo lo que hay son voluntades de algunas y otros.
¿Y LAS VETERINARIAS?
Sí, hay buenas veterinarias, que te cobran buena parte de lo que ganas en un mes por sanar a tu animalito herido, enfermo, anciano. Y no solo eso, muchas (demasiadas veces) cuando lo llevas triste y dolorido, hacen contigo lo mismo que hacen los privilegiados matasanos con las madres empobrecidas: Te culpan. Te dicen que tú “no le cuidaste lo suficiente” y que la «porquería» de comida que le diste, esa que compras en la feria de a un kilito, es «muy mala» (y lo es). Entonces, básicamente, sería tu culpa y no de la de un país mercantil (que se hace pasar por “bueno con los animales”) que se haya enfermado ese ser que amas como a un hijo.
Les amas como una hija, sí, pero como a una hija de pobres (como tú misma). Y no es lo mismo en lo concreto como se materializa el amor de las madres pobres, que el de las otras. Y haces lo que puedes, con mucho amor y escasos billetes. Así, terminas sintiéndote profundamente culpable de no haber sido “la madre que debías”. (Y es que nunca lo eres, especialmente cuando vives en la población).
Y en la población o en otras comunas que tienen más pelo (en eso hay una “igualdad” de mierda), siempre hay gente que imagina que quienes no huelen como ellos, no se parecen a ellos, no tienen su color, su «pelaje», su lenguaje, deben ser eliminados.
Estas personas suelen presentarse como «ardientes defensores del que está por nacer», de “la moral y las buenas costumbres”, de la blancura y de esa limpieza como la que aparece en las películas yanquis (de ricas familias que celebran la navidad..). Y cuando esa gente vive en una pobla, que no luce ni huele así, tú y todas las demás vidas, les molestan. Porque de nuevo somos culpables:
– Si no les alimentaras y no le colocaras agua, y si no te ocuparas, entonces no estarían acá, en nuestros techos…
Claro, es verdad, estarían muriendo de hambre y sed, y poco a poco, en otro lugar. Pero nada importa porque no les parece y no les importa que no deban nacer las vidas que no serán amadas y cuidadas. Solo quieren que tú y los animales que ensucian su paisaje, desaparezcan.
Bueno, comunico que sigo acá. No me hizo desaparecer ni la Dictadura, así es que imagínate.
Yo y los ferales convivimos lo mejor que podemos. Hasta que dejen de reproducirse porque ningún ser (humano y de otra especie) debe nacer para ser abandonado y odiado.