La lucha de una feminista maya kaqchikel en contra de la violencia extractivista
“Toda la vida la tenemos en común acá por eso somos comunidad. Nuestra lucha ha...
“Toda la vida la tenemos en común acá por eso somos comunidad. Nuestra lucha ha...
San Juan es un pueblo muy patriarcal al igual que todas las comunidades de por ahí. En San Juan, el cien por ciento de las autoridades comunitarias ancestrales son hombres. Si hay una actividad, las mujeres son importantes, pero en la cocina. Hacen todo ese trabajo, las tortillas, toda la comida y los hombres, comen. Lo más impactante es que ellos comen en la mesa y nosotras debemos comer en el piso.
La violencia es un ejercicio de poder y sometimiento. Pretende escarmentarnos y si no lo logra, eliminarnos. Es dominación. Quien niega su violencia no puede transformar sus prácticas, es más, las entiende como legítimas, especialmente si su entorno guarda silencio, le aplaude e ignora sus agresiones. La violencia patriarcal no es un problema individual.
Ayer me quedé entre enojada y no se explicar el sentimiento, al verla en la feria de libro en el atrio de la Umsa. Vendía los libros de María Galindo, de Victoria Aldunate (“La chica corazon de ruedas” y “Maliciosas, Marimachas, Militantes, Maracas y malditas”), de Adriana Guzman en co-autoría con Julieta Paredes “El Tejido de la Rebeldía y el Desafío de la Despatriarcalización”, reflexión colectiva del feminismo comunitario...
Lo había denunciado políticamente en poemas, cuentos, artículos y talleres, desde otras perspectivas y desde hace años (siempre escuchó la que quiso escuchar).Sería bueno hablar por fin, políticamente, de nosotras, oprimidas-opresoras, nada de pureza, todo de memoria; de nuestros narcisismos colectivos y sociales que distorsionan percepciones y producen dolor con discursos que pisotean las vivencias.
Pareciera que ahí el ego que todas tenemos, que a veces nos ha sostenido y que es parte de la construcción del ser, se desata, se ilimita. No hablo del “Ego” con moralismos, me preocupa cuando traspasa los límites del daño.
Julieta Paredes inició hace meses una causa penal por difamación y delitos de honor contra Jimena Tejerina, Diana Vargas y Adriana Guzmán (por haber dicho que vende libros de mujeres que ha violentado).
EN ESTE CASO SON CARTAS EN JUNIO 2021 AL MAGISTER EN PSICOLOGÍA COMUNITARIA Y LAS CÁTEDRAS PSICOLOGÍAS SOCIALES CRÍTICAS Y FEMINISMOS DE LA U. DE CHILE, PERO PODRÍA SER A TODAS LAS UNIVERSIDES Y/O PARTIDOS POLÍTICOS QUE DECIDEN IGNORAR DENUNCIAS DE SUBALTERNAS Y AUTÓNOMAS...