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(Detalle portada Nº 22)

POR FIN NOS ENTREVISTAMOS
x Ligia Bolívar Squella

Tres años y medio duró el Periódico PUNTADA CON HILO. Tres años y medio la Beatriz Bataszew y la Victoria Aldunate, posibilitaron en gran parte que cada mes -cada mes y medio- les llegara esta publicación.

La Beatriz militó en el MIR, de lo cual no reniega, es más se siente orgullosa de ello. Estuvo exiliada en Nicaragua y Francia, cuando llegó a Chile decidió estudiar sicología, trabajar, y además se dio el tiempo para fundar la Puntada. Tiene dos hijas la Bárbara y La Claudia, y vive con su pareja el Guillermo.

La Victoria militó en la «Jota», de la cual se retiró por que comenzó a sentirse más feminista que comunista aunque sin renegar del marxismo. Estuvo exiliada en Argentina con sus padres y luego sola en Moscú. Tiene una hija con Cristóbal, su pareja hace 15 años, la Leonor, que es «aguja e irónica» ¿de dónde lo habrá sacado?

No faltó el que preguntara ¿es una revista de costura?, ¿puntada con qué?, ¿periódico de mujeres, como de «Mujer a mujer», o la «Ideas»?.Las dos trabajaban en La Marea Alta, cuando ésta se terminó, pensaron hacer otra publicación.

B: La Marea Alta era un publicación que se planteaba como portavoz del movimiento de mujeres. Sin embargo, en ese tiempo -por el ’94- existía un realineamiento de fuerzas. Por una parte, estaban las que habían luchado en contra de la dictadura y que luego optaron por apoyar al gobierno. La Victoria y yo pensábamos que se habían ‘institucionalizado’. Por otra, algunas mujeres estaban buscando un proyecto bastante más radical, anti-neoliberal y feminista. En esta última línea nos planteamos el proyecto.

V: La forma de ver el movimiento de mujeres estaba poco clara -todavía quizás- se confundía movimiento de mujeres con movimiento feminista. El movimiento feminista siempre tiene que buscar cambios radicales, profundos.

HILANDO CON PUNTADA FIRME

B: Empezamos a buscar gente joven que quisiera involucrarse.

V: Era un proyecto bastante incierto… bueno, para nosotras era cierto, creíamos en él. Recuerdo haber ido a hablar con mujeres organizadas para que se nos unieran y, con algunas sutilezas, nos dijeron CHAO, no creemos en ustedes.

¿Se involucraron otras organizaciones en el proyecto?

B: No, muchas nos apoyaron, pero preferimos situarnos desde la autonomía.

V: La gente se fue uniendo a medida que empezó, La Marisol y el Colectivo Soliluna desde el principio. De a poco mujeres del movimiento y feministas empezaron a reconocernos, antes no lo hacían por una cuestión bien típica que pasa en Chile, que es el ‘chaqueteo’ y no creer en la gente que no tiene un tremendo curriculum y parece que nosotras no lo teníamos. ¿Verdad Beatriz?

B: Tampoco lo tenemos ahora. (risas)

¿Qué experiencia previa tenían?

B: Yo era la secretaria de la Marea Alta, pero a veces tenía que asumir tareas que excedían mis responsabilidades, lo que en definitiva me permitió aprender muchas cosas. Las mujeres cuando de alguna manera sienten que hay un medio cercano a sus problemas y preocupaciones, van, te llaman, y como nosotras estábamos en forma más permanente en el Periódico, las recibíamos y conteníamos muchas veces por teléfono.

V: Este contacto nos sirvió para saber comunicar de una forma interesante y entretenida lo que les inquietaba a las mujeres y que antes no existía o existía a medias en la Marea Alta. Allí creé, en mi condición de periodista, una página que hablaba de la vida cotidiana, todas esas cosas sutiles que a veces no tienes como definirlas, y para nosotras era importante hacerlo. Aunque no bajamos el nivel, no se trataba de limitar el lenguaje sino que recrearlo en desde la vida real aportando a la vez conocimientos a las lectoras.

B: Esto marcó el estilo periodístico de la PUNTADA para siempre. En el sentido que siempre escribíamos desde una realidad vivida y sentida e identificable por la lectora. No desde la teoría, independiente que se hagan formulaciones teóricas globales, pero siempre asequibles y no de un tremendo discurso que al final no le llega a nadie, que tal como se lee se olvida.

«UBICATEX SOCIAL»
¿A qué público estaba dirigida la PUNTADA?

V: Teníamos una perspectiva de género y de clase. De a poco yo le fui poniendo feminista porque de pronto el género comenzó a usarse para todo. Si hablabas de mujer era género, y eso no es lo nuestro. Nuestra perspectiva es política de género, crítica de género.

B: También no es cualquier feminismo, es radical, antisistema.

V: Cuando estamos diciendo de clase no quiere decir que es solamente para las pobladoras, sino desde un ubicatex social. Nosotras estamos del lado de las personas que de una u otra manera vendemos nuestra fuerza de trabajo. Entonces ¡ubícate dónde estás!

B: El proyecto no era excluyente, si habían mujeres profesionales a las cuales la PUNTADA le era útil se podían acercar y pedirla. Incluso en los planteamientos más radicales no lo ha sido. Nunca se ha desligitimado a otro sector, ni tampoco insultado, a pesar que existían diferencias.

V: Además las mujeres desde esta perspectiva son muy solidarias. Más allá de cómo estés ubicado desde tu fuerza de trabajo, lo importante es lo que tú eres… tu utopía. Si hay mujeres que son profesionales, con una utopía solidaria, un mundo más justo… en este lado estás… no tienes que disfrazarte de pobre para leer la PUNTADA.

¿Lograron llegar a gente que no habían pensado llegar?

V: En el segundo año empezaron a llamar, llegar cartas de hombres, personas que no estaban organizadas, artistas, profesionales, vendedoras… y era gente a la cual no sabíamos, en un principio, cómo llegar. Quizás tuvo que ver con la página «Todas trabajamos» que indagó en los espacios de la clase obrera… vendedoras, meseras de los café para hombres, existió un universo que se fue incorporando.
Con las trabajadoras de la salud tuvimos una gran sorpresa. En una encuesta que les hicieron, la PUNTADA salía como el diario más leído. Con la brigada Chacón, hicimos un intercambio comunicacional.

CORTANDO, HILVANANDO, COSIENDO… UNA OPCIÓN.
PERO NO PARA SIEMPRE

¿Esto de hacer de todo en el periódico cómo se asume?

B: Nosotras, desde el día que partimos sabíamos que empezábamos con bajos sueldos, pocas posibilidades de arrendar, con teléfono limitado… Una cosa es que te agrade o no tener que hacer un montón de cuestiones, pero fue una opción.

V: Me acuerdo de días que yo no pude cruzar verdaderos ríos en la comuna del Bosque, no logré venirme de vuelta. En otras ocasiones, entrevistaba a las personas a las 11 de la noche. Esto nos hacía distintas a lo que pasaba en otros medios. Si tú no vas a estas partes no tienes qué escribir. Es vivir las cosas que viven muchas todos los días.

B: Igual es un desgaste. En este último año cambiaron las cosas en la PUNTADA. Se nos fue Sergio -el junior-, nos reducimos a una oficina, con media jornada, sin que nadie nos ayudara. Por falta de plata y por una carga de trabajo distinta, tuvimos que hacer otras cosas.

V: Ahí es cuándo se empieza a complicar la historia. Tuve que trabajar en otra parte y sé que uno de mis lados flacos es no ser multifacética. Hago muy bien una cosa, pero cuando estoy concentrada, si no tiro la esponja.

¿Sólo fue un desgaste físico?

B: Yo estoy cruzada por otra realidad, estoy egresando de sicología, haciendo la práctica, la tesis…

¿La puntada dejó de ser una de tus prioridades?

B: Creo que sí. No en los planteamientos o en lo que se dice, sino en términos de seguir haciendo un periódico. A mí me hubiese gustado seguir en la PUNTADA, pero como colaboradora… más lejana.
En lo personal, estoy un poco agotada, aburrida, pero eso también depende de los pocos tiempos para tantas cosas.

¿Te aburriste de escribir?

B: El abordaje de los temas era muchas veces reiterativo en términos de las variables que utilizábamos para los análisis, los enfoques que usábamos eran básicamente los mismos… eso a mí me aburría.
Nuestro enfoque de género es fundamental y necesario desde cualquier cosa que tú hagas, pero a mí me faltaban otras entradas, por ejemplo, de la filosofía, epistemología. Porque siento que un gran error -que cometió la izquierda revolucionaria a la cual me adscribí- fue el reduccionismo y simplismo en el análisis. Y para hacer un planteamiento político, porque la PUNTADA también quería hacerlo, faltaba incluir estos otros elementos.
Ahora, hacerlo implicaba tiempo, estudio, dedicación… y eso no lo podíamos hacer en media jornada.
A veces, a la PUNTADA le faltó abordar la complejidad de la realidad.

V: Hay un agotamiento, pero también yo no puedo hacer una evaluación porque siento que hay mucho de todo. Por un lado, hay una locura actual que veo, siento y analizo, y que es la locura de lo nuevo. La gente siempre te dice que tienes que ser más creativo y tú no sabes muy bien a lo que se refieren. Pero, también por otro lado hay algo de verdad en lo que dice la Beatriz, de entrar por otros lados a lo mismo. Aunque cuando tú sales de aquí, te das cuenta que estos lados por donde nosotras logramos entrar, no están en otras partes.
Asimismo, hubo momentos en que me sentí encerrada en la PUNTADA. Necesitaba salir al mundo, tomar aire, porque parecía que me estaba quedando… dándome vuelta en mi cosa.
Hay tantos elementos que se conjugan… me gustaría mirar desde fuera a la Puntada.

¿Qué se acabó con la PUNTADA?

V: El periódico cumplió un ciclo, yo no diría que nunca más va a existir, pero tampoco que vamos a renacer desde las cenizas… la verdad que no tengo idea. Lo que sí tengo claro, es que ninguna etapa va a ser igual a ésta.

¿Si las agencias les hubiesen dado más financiamiento, se habrían quedado?

B: No…

V: Sí, pero si hubiese alcanzado para poder pensar, teorizar, re-crear la comunicación feminista y tener dinero para trabajar en equipo. Porque si hay algo que me parece decadente, mirándolo en proyección, es ver a la Victoria sola, haciendo la PUNTADA. Es como tragi-cómico. Tiene que haber un trabajo en equipo para que existan distintas paradas, dentro de límites, nunca aceptando a derechistas.

¿Hay una decepción con el público?

B: Sí, cuando la Victoria habla de trabajo colectivo, no sólo se refiere a los miembros que trabajan en la revista, sino que también a la retroalimentación por parte de la gente que recibe la PUNTADA. Habría sido importante que las personas participaran, que hubiesen tenido un protagonismo activo, no sólo llamarnos para felicitarnos…. pero eso no pasó.

V: Esta actitud tiene que ver con una situación general del país. La gente dice «qué bueno que digan las cosas como son, pero yo no lo voy a decir». Tiene que ver con el individualismo, las personas ya no se comunican, viven un poco para sí mismas. Las utopías quedan como guardaditas en un cajón, por suerte están guardadas, pueden salir en cualquier momento.
A mí me hubiese gustado que alguien me escribiera una carta, con fundamentos, diciéndonos qué le molestaba de la PUNTADA o si le gustaba que mandara artículos y no sólo la buena onda.

¿La PUNTADA dio los espacios necesarios para este nexo?

B: El espacio lo dimos desde siempre.

V: Lo que pasa es que la gente tiene expectativas muy bajas de los medios de comunicación. Me preguntaban «¿se puede colaborar?». Sí, ¿acaso no se nota?

B: También, con más recursos y tiempo habríamos hecho focus group, encuentros con los grupos, para rescatar ideas, interlocutar.

V: Aunque insisto que el problema tiene que ver con el país y nosotras no somos la excepción. Prendes la televisión y pareciera que es lo único que existe y hay gente que está convencida de ello.

FEMINISTAS EN TODAS PARTES.
¿Qué es ser feminista?

B: Nuestra perspectiva la arrastramos hace años, mucho antes que la Puntada. Ser feminista implica rebelarse contra este sexo socialmente construido lleno de atribuciones y mandatos que sitúa a las mujeres en una posición de subordinación, que no nos permite desarrollar nuestras potencialidades…

V: Ser feminista tiene que ver con hacer una conciencia. Empieza por dar cuenta de tú queja y cuando sales de ella sales del resentimiento que te ha creado esta sociedad depredadora y salvaje. Cuando lo elaboras por un proceso personal, empiezas a tener una actitud de rebeldía… el feminismo tiene que ser revolucionario. Al parecer existe otro ‘feminismo’ que no lo es, pero el mío sí y no tiene que ver sólo con el tema de género, sino con una lógica social impuesta que nunca llamaría masculina, porque si la llamas así inmediatamente encierras a los hombres de donde no podrán salir. En cambio, si dices que es un lógica salvaje, patriarcal, discriminatoria, podemos aportar hombres y mujeres.
Debe hacerse una sanidad social, trabajar las rabias, procesar el  resentimiento y así comunicar la rebeldía, ojalá sin insultos ni agresiones a los demás. Yo parto de mí, y no de lo malo del otro y ésa es la parada de la PUNTADA.

La PUNTADA CON HILO se acaba, pero la Beatriz y la Victoria seguirán hinchando, pataleando y porque no decirlo ‘luchando’ como lo han hecho siempre. Lo más seguro que en los lugares que trabajan ahora -en capacitación de mujeres la Victoria y en la escuela oncológica del Sotero del Río la Beatriz- se van a notar sus ideas y su forma de mirar la sociedad, su feminismo, radicalidad y más de alguna «parada de carros» ya habrán hecho y seguirán haciendo.                                  

FUENTE: PUNTADA CON HILO, AÑO 4, Nº 30, DICIEMBRE 1997