TRABAJADORAS DEL HOGAR: DISCRIMINADAS ENTRE CUATRO PAREDES (1995)
TRABAJADORAS DE CASA PARTICULAR
DISCRIMINADAS ENTRE CUATRO PAREDES
x Puntada con Hilo
Mientras todos y todas contamos con aquella célebre reivindicación obrera de las ocho horas de trabajo, ellas son sometidas a doce; mientras todas tenemos fuero maternal -por lo menos en la letra- ellas pueden ser despedidas por embarazo, sin un veinte, y el salario mínimo de estas trabajadoras es solamente el 75 por ciento del que ganan los/as demás.
Las trabajadoras de casa particular se quedan en casa ajena, haciendo un trabajo fundamental para que otros y otras puedan salir también, a ganarse la vida, produzcan y se realicen y, a veces, para que unos pocos ganen dinero a manos llenas.
«Hay gente muy rica en Chile, viven en verdaderas fortalezas con varios empleados, chofer, cocinera, niñera, enfermera, aseadora.
En lugares de Santiago, bien arriba, hay compañeras nuestras trabajando puertas adentro, en familias así…», se sorprende Dolores Rivas, dirigenta de la ANECAP, Asociación Nacional de Empleadas de Casa Particular.
MUCHAS QUE TIENEN POCO
Silvia González, otra dirigenta, reflexiona: «Si la sociedad fuera más justa y más humana, no existiría el trabajo puertas adentro como lo conocemos y no sería necesario para ninguna mujer estar prácticamente bajo la tutela de extraños, aislada de sus iguales, sin vida propia. Nadie elige ser empleada doméstica, es la falta de expectativas y recursos…».
«También, porque el espacio laboral accesible para niñas que siempre cuidaron hermanos chicos y sin educación técnica, no puede ser otro que el doméstico», agrega Dolores Rivas.
Así las cosas, la sociedad en que vivimos produce y cuenta con un grupo social femenino para tareas domésticas al interior del hogar, y las condiciones sociales hacen que muchas otras mujeres, que salen de sus casas, deban dejar a madres sustitutas criando a sus hijos.
Las empleadas domésticas realizan una labor que el estado no asume. No proporciona a las familias, salas cunas y centros para niños/as apropiados y en horarios flexibles.
Así, el clasismo y una modernidad que no se la puede con los cambios sociales, por un lado, y el machismo que adjudica el trabajo doméstico a las mujeres y permite que los hombres no se hagan responsables del hogar, por otro, da como resultado que unas mujeres, las que tienen más, pasen la pelota doméstica a otras, las más pobres.
EMIGRANTES, JOVENES Y MUJERES
En Chile, las empleadas domésticas son cerca de 500 mil. El 80,7 por ciento de ellas comenzó a trabajar antes de los 20 años y el 40 por ciento tiene menos de 25.
«Este es un gremio de emigrantes. Mujeres jóvenes que vienen del campo no sólo por razones económicas, también por falta de proyecto de vida, porque ¿qué le ofrece el campo a la mujer? Nada realmente. Trabajos de hombre, ser temporera. Ni estudios, ni realización personal», afirman las dirigentas.
MADRES SOLAS
«No hay con quien comentar los problemas de una. Si me retan, me tengo que quedar callada. Entonces una va juntando mucho nervio, mucha soledad. Así es puertas adentro. El día de salida lo único que quiero es afecto, que alguien me escuche, me entienda, me valore…».
Rosa pensó que la manera obligada de ser querida, «amada por un hombre», era relacionarse sexualmente con él, porque «para los hombres eso es importante».
Cuando él supo que estaba embarazada «prometió» ayudarla. Rosa no sabe en qué momento comenzaron a distanciarse, menos encuentros, menos pololeo y ella trabajando puertas adentro, tampoco podía dedicar mucho tiempo a la pareja. Terminaron cuando tenía ya seis meses. Además, «se me notó la guatita y me echaron…».
Del padre de la guagua nunca más se supo.
Del total de trabajadoras de casa particular, un 40 por ciento son solteras con hijos, un 20 por ciento separadas y un 4 por ciento viudas.
ACUSADAS
«Los hombres pobres se desclasan cuando se trata de relacionarse con mujeres de su misma condición, no tienen una actitud solidaria de respeto», dice la dirigenta Silvia González, refiriéndose al gran porcentaje de madres solteras de su gremio.
Hay otros casos…
-No se olvide que usted también es como yo, que viene de dónde mismo, y parece que le estuvieran pagando para hacerme daño-. Es lo que le dijo una trabajadora, acusada de robo por sus patrones, a un carabinero que registraba su pieza y la presionaba con agresividad para que «confesara» algo que no había hecho.
El patrón de otra trabajadora de casa particular, Isabel, mientras ella estaba de vacaciones llamó a las oficinas de ANECAP y les dijo a las dirigentas: las ando buscando por cómplices, la Isabel entró a la casa y se robó todo…
«Es muy grave lo que usted dice señor. Voy a llamar ahora mismo a Investigaciones y venga a nuestra sede que vamos a conversar», lo desafió Dolores Rivas. El patrón de Isabel no llegó nunca.
Las dirigentas aseguran que una de las formas que usan personas inescrupulosas para no indemnizar a sus empleadas es acusarlas de robo.
ENCERRADAS DE HECHO
El sistema de puertas adentro parece dar para mucho.
Inés llegó de Lota por una agencia de empleo -empresas más o menos silenciosas que traen jóvenes de lugares apartados, las emplean y cobran por estos servicios a los patrones-. La llevaron de la estación directamente a una casa «tipo mansión». El primer mes supo que eso no le gustaba y comunicó a su patrona que se iba. «Si te vas, te acuso de robo», le dijo el marido de la mujer. No tuvo permiso para salir en los dos meses que estuvo ahí. La trabajadora entonces escribió en un papel lo que le estaba sucediendo y se lo tiró a la empleada de la casa vecina. Tuvo pronta solidaridad de su compañera y una hermana que vive en Santiago fue a sacarla con carabineros.
A otra empleada, el dueño de casa le pegó con la cacha de su pistola, ante la denuncia de la afectada dijo que había sido «con la mano nomás». A una tercera trabajadora, la patrona le pegó una cachetada porque estaba renunciando… Son casos, algunos tramitados en tribunales, de los que tiene constancia ANECAP.
TRAMPAS DEL CLASISMO
-Insolente, me han dicho por haber contestado cuando se me retó.
-¡Qué se cree esta rota!, es lo que más dicen si una reclama algún derecho.
-Confianzuda, atrevida…
Algo hace creer a muchos/as que emplean a mujeres en el servicio doméstico, que éstas son personas de una categoría humana diferente a la de ellos/as. Que no pueden hablar, «contestar», pensar, ni querer un trato digno.
Por otro lado, el paternalismo -la ostentación de ser unos buenos/as patrones, y no simplemente buenas personas con otras personas- es más, de lo mismo. Así lo afirman estas trabajadoras:
-Cuando me dicen que soy como de la familia, digo no, yo soy una trabajadora como cualquier otra y lo que hago no tiene nada que ver con afectos familiares, se paga.
-La cuestión de ser ‘como de la familia’ es una gran trampa, tiene doble filo. Hoy me dicen que me quieren y mañana me piden que yo acepte llevar a los niños de mis patrones en mi día de salida.
-Aprendí a quedarme en mi lugar para enseñar a los patrones que deben respetarme como una persona trabajadora y no como la pobre mujercita del aseo…
HUELEN MAL LAS LEYES ‘SOCIALES’
Según la ley, cualquier trabajador no calificado puede ganar un mínimo de 58 mil pesos, mientras que una empleada doméstica sólo 44 mil.
Quienes legislan argumentan que la empleada ‘puertas adentro’ debe considerar que tiene casa y comida… Eso claro, aunque ella trabaje más horas que otros trabajadores/as, o en horarios «determinados por la naturaleza de sus funciones» (las mujeres sabemos que esas funciones no paran nunca), aunque no le paguen horas extras, aunque en vez de recibir una indemnización de un mes por año cuando la echan, reciba solo 15 días por año de servicio con un límite de once años en total, aunque no tenga fuero maternal y la pongan de patitas en la calle a raíz de la maternidad.
Leyes ‘especiales’ para la empleadas domésticas… ¿quiénes las harán?
TRABAJO ‘FEMENINO’: MAL PRONOSTICO
Debido a que realizan trabajos muy pesados, los varices y los dolores de espalda son generalizados entre estas trabajadoras. «Por ejemplo, tomar un tremendo tarro de la basura que ni el patrón se lo puede. Dicen que este es un trabajo femenino, pero resulta que cuando se trata de cosas pesadas no las hacen los hombres de la casa sino nosotras, las empleadas, y ahí nadie se acuerda de lo ‘femenino'».
Otra mala noticia, es que los problemas de salud mental de las empleadas domésticas se igualan al Síndrome del Ama de Casa: mareos, jaqueca, ahogos, dolores gástricos y de cabeza, angustia, cansancio constante, entre otras cosas… La remuneración de por medio, no cambia la salud de mujeres entre cuatro paredes.
DISCRIMINACION INCONSTITUCIONAL
Las trabajadoras de casa particular organizadas piden tener «por lo menos fuero maternal hasta los siete meses de embarazo y salas cunas estatales que funcionen en los horarios en que ellas las necesitan».
Se sabe de avances en la situación legal de estas trabajadoras en los últimos años: un descanso de 24 horas cada semana, que antes era cada 15 días; doce horas de trabajo que antes eran catorce para las que trabajan puertas afuera; y doce horas de descanso para las trabajadoras puertas, adentro de las cuales nueve deben ser de descanso absoluto. Estas, entre otras conquistas, sin embargo la discriminación no ha cesado.
María del Carmen Torres, presidenta de la Federación Nacional de Sindicatos de Trabajadoras de Casa Particular, FENSTRACAP, en su ponencia «Situación Actual de la Trabajadora de Casa Particular», expresa que «La discriminación jurídica que permanece es objetivamente inconstitucional, por cuanto viola el precepto de IGUALDAD ANTE LA LEY, garantizado como un derecho constitucional a todas las personas, en el artículo 19, número 2 de la CONSTITUCION POLITICA DE LA REPUBLICA», y luego aclara con fuerza: «No nos detendremos en nuestra tarea de conseguir que se extiendan para las trabajadoras de casa particular, todos aquellos derechos laborales mínimos que el Estado garantiza a todos los demás trabajadores del país».
Fuentes:
«Trabajadora de Casa Particular: Conoce y Defiende tus Derechos». SERNAM-CIDEM.
«Planteamiento de las mujeres de las tres principales organizaciones sindicales. Desafío para Chile Cara al 2000». CATEMU/CEPAL/F. EBERT.
FUENTE: PUNTADA CON HILO, AÑO 2, Nº 9, JULIO 1995