Te quejas de tus desgracias

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Cómo puedes quejarte de tus desgracias si naciste viril, fálico, miembro, completo. Y con tanta palabrería que rebozas, sigues sin querer abandonar tu suerte, confundiendo libertad con privilegio

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Perseo mata a Medusa, simbolo de las sabiduría de las mujeres y un tiempo prepatriarcal de diosas

Cómo puedes quejarte de tus desgracias si la ley y la moral sostienen tu miembro y privilegian tu mezquina libertad.

Existes con el poder de tu pelvis, no estás obligado a hacerte cargo ni de tu deseo, ni de tus acciones, ni de tu eyaculación, la tolerancia es amiga del falo, los murmullos juzgadores no acosan tus oídos.

Cómo puedes quejarte de tus desgracias si los tuyos son tus cómplices de «libertad» y no intentan anularte en la competencia ficticia por las migajas del poder de «los miembros».

Cómo puedes quejarte de tus desgracias, si el mundo intelectual es tuyo por nacimiento, la carne de tu privilegio te otorgó el derecho a la curiosidad e inquietud. Podrás ser reconocido por tu contenido y palabrería, antes que por tu apariencia. Y si acaso tu mente esta vacía, siempre podrás arrebatarnos ideas y saberes y no serás borrado de la historia.

La cabeza de Medusa, su sangre igualmente nacen otros seres y más sabiduría

Cómo puedes quejarte de tus desgracias, si el mundo del placer pertenece a ti y a los tuyos, no importa tu edad o cuerpo, figurar para ti, abre caminos siempre.

Como puedes quejarte de tus desgracias, si puedes disponer de una de nosotras para llenar tus carencias y sentar cabeza, o puedes consumirnos una tras otra, cada vez más jóvenes, como caníbal de vaginas y tetas…y cuando una se atreva a increparte, le vomitarás el derecho de tu libertad.

Los placeres están a tu disposición porque naciste completo.

Como puedes quejarte de tus desgracias, si no lloraste de frustración por la soledad de la crianza, que te aisló, por existir mutilada de falo.

Cómo puedes quejarte de tus desgracias, si en tu lucha sea cual sea, estás un paso a la vista, por muy tapado que estés, hay una más tapada que tú y no importa que tan fuerte grite.

Cómo puedes quejarte de tus desgracias, si nunca tocaron tu cuerpo a contra voluntad, si no lo sentiste violado de ojos y jueces apenas con 16 años y si no lo ves plasmado en cada imagen publicitaria, recordándote como exactamente tiene que ser y lo horrible que es envejecer, cuando no te cuelga nada entre las piernas.

Cómo puedes quejarte de tus desgracias, si el mundo se construyó para perpetuar tu placer y el amor se construyó para llenar tus ansias de someter, violentar y succionar identidades, hasta armar el puzzle de «corazones rotos», sin necesidad de cuestionar tus disfrutes de nacimiento.

Cómo puedes quejarte de tus desgracias, si puedes ir a dónde sea siempre, porque no es obligación para ti asumir los cuidados, para eso están tus madres, tus hermanas, tus esposas, las madres de tus hijxs.

Cómo puedes quejarte de tus desgracias si naciste viril, fálico, miembro, completo. Y con tanta palabrería que rebozas, sigues sin querer abandonar tu suerte, confundiendo libertad con privilegio.

la vulva de Baubo, símbolo de vida risa y liberación de las mujeres

La nebulosa