Sobre los silencios feministas y las identidades en boga: Testimonio
En los años que viví allá, estuve y fui parte de la lucha feminista de compañeras bolivianas autónomas, luego de mi ruptura y diferencias políticas con el feminismo institucional de Paredes, ésta buscó la cancelación. Solo cuando mujeres indígenas que la acompañaban también vivieron la misma violencia y decidieron denunciarla, fue legítimo para muchas mi postura política expresada en artículos, columnas, talleres y foros.
Las feministas autónomas reconocidas en América Latina y El Caribe, callaron.
Denostaciones e identidades
El colonialismo interno se manifiesta mientras menos conciencia tenemos de él.
¿Pero, utilizar la apariencia mestizada para denostar a una activista, es permitido a Paredes por los feminismos latinoamericanos?
Es verdad que habito y nací en un país blanqueado, derechista y racista, como otros países de Abya Yala; si eso fuese suficiente razón para denostar a una activista, ¿qué la salvaría? ¿Solo la identidad? ¿Qué piensan las descoloniales, decoloniales, interseccionales, otras antirracistas?: ¿Se es “pura” del racismo cuando se es indígena? ¿Somos las mujeres y lesbianas, puras del machismo y la misoginia? ¿No importa el dolor de una “no indígena”?
A Paredes la vi odiar a una joven con convicciones (mi hija), y utilizar su contextura y piel para atacarla; la escuche hablar de su molestia porque a las mujeres negras se las catalogaría de “bonitas”, y no así –en su comprensión- a las mujeres de pueblos indígenas; la escuche decirme que no se metía en el machismo y violencia de hombres que trabajaban para ella en la construcción de su casa, y que maltrataban a mujeres y niñes que les acompañaban. La descubrí tratándome como “femenina” para mostrarse como “protectora” en lo público. Acepté y consentí bastante, hasta que dejé de hacerlo. Mi activismo no se inicia con “Paredes”, si no, hace 30 años, y aparte de ella a quien yo no conocía. No fui, no soy, ni seré complaciente con caudillos, caudillas, gobiernos ni instituciones.
Viví en Bolivia entre 2009 y 2013, escribí y denuncié actuaciones inaceptables del Gobierno al que apoyaba Paredes. Lo de vincularme a grupos de la derecha boliviana y al posterior golpe de estado, es delirante, sin embargo es una estrategia que suele utilizar (que suele utilizarse además en las izquierdas) contra quienes quisiera destruir; también la mentira, la humillación y otros abusos.
Apoyé la lucha del Tipnis contra una carretera (parte plan IIRSA), que no debió pasar por Territorio Indígena Protegida; denuncié el montaje contra anarquistas que en 2011- 2012 fue una suerte de “caso Bombas” boliviano. NO es racismo, fue develar estrategias derechistas, racistas y clasistas de gobiernos progresistas.
Parte de esto lo escribí cuando, en 2021, a 8 años de no tener ninguna relación con ella, supe del desprestigio que –obsesivamente- seguía desplegando Paredes contra mí. Hoy, en 2023, sostengo lo dicho y tengo nuevas reflexiones sobre racismo y políticas de identidades.
Importante decir que las preguntas hechas a algunos feminismos en 2021, no se han respondido, excepto por las comunitarias antipatriarcales.
En los años que viví allá, estuve y fui parte de la lucha feminista de compañeras bolivianas autónomas, luego de mi ruptura y diferencias políticas con el feminismo institucional de Paredes, ésta buscó la cancelación. Solo cuando mujeres indígenas que la acompañaban también vivieron la misma violencia y decidieron denunciarla, fue legítima -para muchas- mi postura política, expresada en artículos, columnas, talleres y foros.
Las feministas autónomas reconocidas en América Latina y El Caribe, callaron.
Ver blog de mujeres creando comunidad:
http://mujerescreandocomunidad.blogspot.com/2010/04/celebramos-los-cambios-al-amor-la-vida.html
victoria aldunate morales 2023