La lucha de una feminista maya kaqchikel en contra de la violencia extractivista
“Toda la vida la tenemos en común acá por eso somos comunidad. Nuestra lucha ha sido contra el sistema, y la mía además ha tenido que enfrentar a la familia y la comunidad. Antes me daba miedo hablar, pero ahorita ya me he vuelto más rebelde”. Esta feminista comunitaria reflexiona sobre feminismos y comunidades.
Elizabeth es maya kaqchikel, joven defensora de la tierra, trabaja como contadora auditora y estudia ciencias jurídicas. Es de Sacatepequez ciudad que se encuentra en el municipio de San Juan, conocido como la ciudad de las flores, a unos 30 kilómetros del departamento de Guatemala. Su comunidad está integrada por cerca de mil familias. No se trata de algunas familias extendidas, ni menos de gente agrupada viviendo comunitariamente, sino de tal vez cinco mil personas, rodeadas por otras 13 comunidades igual de inmensas. Todas indígenas originarias, que desde 2007 han dado una lucha constante contra NOVELLA-CEMENTOS PROGRESO S.A. o CEMPRO, que ocupa cerca de 64 hectáreas de territorio indígena, procesa unos 2,2 millones de toneladas de cemento, tala bosques originarios y afecta mantos acuíferos inutilizando el agua que no es sólo para beber sino para la agricultora y floristería.
Elizabeth vivió en la comunidad hasta hace cerca de tres años cuando debió salir de allí a causa de la difamación urdida por CEMPRO y aprovechada por hombres de la comunidad –y mujeres también- para acusarla a ella y a otras activistas. Las defensoras denunciaron esta situación en 2014 por medio de una petición Change.org[2]: “La violencia extractivista es contra las mujeres indígenas y sus comunidades”.
Acusada por feminista
“Fue tanta mi confrontación a la violencia en la comunidad que me desplazaron política y territorialmente. A raíz de las difamaciones que nos hizo la empresa cementera, la comunidad comenzó a desconocer nuestra labor y nuestra participación en la lucha indígena. Los hombres y la comunidad con su patriarcalismo se agarraron de la violencia que ejercía la cementera contra las mujeres dirigentes, para corrernos. Justo a las que les parecíamos radicales y feministas”.
¿Cómo te afectó todo eso?
Me dolía tanto que me encerré, me deprimí de plano. Fueron tiempos difíciles. Me decían: “¡Sos una traidora, te vendiste!”. Lo hacían hombres y mujeres. También mujeres ejercían esa violencia atacándonos psicológicamente, económicamente, políticamente. Creo que cuando veían que estás desarrollándote como dirigenta, que estás dando todo, te empiezan a jalar de los pies, a violentarte. Hasta te gritan: “puta feminista”… Entonces me puse a pensar que la comunidad también era eso…
¿En ese proceso te hiciste feminista comunitaria?
Conocí a las compañeras de la red de sanadoras y supe del abrazo de las mujeres comunitarias. Comencé a comprender que somos violentadas, que el patriarcado nos mira como reproductoras, para relaciones sexuales y el trabajo doméstico. La comunidad también puede ser la comunidad de mujeres que nos apoyamos, que nos abrazamos, tanto política como físicamente. En la comunidad territorial es difícil que yo le dé un abrazo a una mujer y le diga: “te quiero mucho, eres una gran mujer”. No se dicen palabras amorosas entre mujeres en comunidad. Lo fui aprendiendo en la Red de Sanadoras y estando yo tan herida me escucharon, me acuerparon.
¿Cómo entiendes “acuerpar”?
Acuerpar para mí es “si tú sufres, voy a estar ahí”. “Quieres hablar, yo te escucho, quieres llorar, puedo llorar contigo… Yo no podía ni hablar, no sufrí violencia sexual, pero viví violencia política y aprendí que llorar es una forma de sanar. Acuerparnos para mí es abrazarnos, conocernos, reconocernos, sanarnos espiritual, emocional y políticamente. Mis ancestras me están dando la mano para levantarme. Podemos interpelarnos sin violencia. Acompañarnos a pedirle a la vida por tu vida, por tu camino. Pedir juntas.
“OTRO FEMINISMO”…
“He visto una cuestión en las feministas de ciudad (en Guatemala) que para mí ha sido impactante, cuando dicen: “no, aquí un hombre no”, “no necesitamos a los hombres”. Eso es ejercer violencia también, y no lo digo por defender a los hombres, sino por nosotras.
A qué te refieres
Tengo compañeros, amigos, ahí está mi papá, mis hermanos y todo. Sentir eso es muy importante para nosotras, entiendo que no todas lo vamos a sentir igual, pero no pueden violentarnos otras feministas porque sentimos esto otro.
Se vive distinto, se siente distinto…
Es que una cosa es ser mujer en la comunidad y otra en la ciudad. Ambas experiencias difíciles, pero distintas. Veo diferencia con los feminismos de ciudad. No sé cómo llamarles. Una compañera un día dijo “feminismos blancos”, no sabría decir si es eso, pero siento que el feminismo comunitario es muy distinto al otro. En el comunitario hay mucho acompañamiento. Y también hay mucha espiritualidad, para nosotras es muy importante la ofrenda. Al feminismo de ciudad que conozco acá en Guatemala, le falta capacidad de acuerpamiento. Yo soy hermana, soy prima, soy mujer, soy hija, soy amiga, soy compañera”.
¿Identificación con las otras…?
Puede ser eso, porque pasa también entre feministas que cuando una está resaltando su lucha, las otras la jalan para abajo. Hay una carencia de esa energía de aceptar que yo soy mujer y feminista y que mi otra compañera también es mujer y feminista. El acuerpamiento para mí, también es aceptar los aportes de otras compañeras. En la red tenemos compañeras que han sufrido violencia de feministas que las difaman. Han llegado a decir cosas como: “¿Ustedes conocen a tal persona? Se prohíbe trabajar con ella…”. Yo no hago eso, mi dignidad no me lo permite.
Julieta Paredes también es feminista comunitaria y ha sido denunciada por otras comunitarias[3] de violencia machista y de esto mismo que tú relatas: intentar aislar a quienes la denuncian. ¿Qué piensas de eso?
No conozco directamente su violencia, pero está atacando a unas mujeres y nos está atacando a todas. Eso todas lo sentimos porque las comunitarias somos juntas acuerpadas. ¡Cómo es posible que una mujer ejerza violencia patriarcal en contra de otra mujer, su compañera y pareja! ¡Cómo es posible que una feminista comunitaria haga o que los hombres nos han hecho! En mi comunidad se dice: “el diablo predica, más no convierte”. ¿Y qué hace ella cuando la denuncian? Se defiende atacando nuevamente a quienes la denuncian por atacarlas, entonces duplica esa violencia. Me parece incoherente llamarse “feminista” y “comunitaria” y hacer eso.
¿Su práctica contradice su teoría…?
Así es, ella incluso dice que el feminismo comunitario es algo así como “propiedad” de ella, o “propiedad de las mujeres de Bolivia”. Entonces nosotras que no somos de Bolivia, sino de Guatemala ¿no podemos ser feministas comunitarias?… Yo he vivido este feminismo desde la comunidad y desde mi experiencia siento que Julieta está regresando al papel del patriarcado.
EL PATRIARCADO “te puede asesinar con la boca”
Elizabeth lejos de reforzar la idealización de las comunidades y de las mujeres, nos acerca a una búsqueda de coherencia al interior de las luchas comunitarias-indígenas.
¿Cómo es la vida de las mujeres en la comunidad?
San Juan es un pueblo muy patriarcal al igual que todas las comunidades de por ahí. En San Juan, el cien por ciento de las autoridades comunitarias ancestrales son hombres. Si hay una actividad, las mujeres son importantes, pero en la cocina. Hacen todo ese trabajo, las tortillas, toda la comida y los hombres, comen. Lo más impactante es que ellos comen en la mesa y nosotras debemos comer en el piso.
¿Un “uso y costumbre”…?
Eso dicen, pero si lo vemos de otra manera es muy evidente el machismo. Las leyes, la constitución dicen que tenemos “igualdad” y toda esa cuestión, pero eso no existe en la comunidad. Alrededor de mi comunidad hay doce comunidades más, y todas las autoridades son hombre igual que en las iglesias.
¿Y las mujeres qué dicen de todo eso?
Las propias mujeres no te van a creer si denuncias el machismo. Considero que soy un caso especial, digo lo que pienso, me indigno. Los ataques a mí, muchas veces, vienen directamente de mujeres. Hay mucha competitividad entre mujeres, por lo físico (la belleza), por la ropa, por el dinero… Creo que son cosas que no queremos ver, pero nos pasan… Y yo digo que compiten solas, yo no voy a responder.
¿Violencia entre mujeres?
Sí, veo y vivo tanta violencia de las mujeres como contra las mujeres en la comunidad. Lucho contra esa violencia patriarcal, machista, de mis propios compañeros, de mi propia familia, incluso a veces de mi propia mamá.
Inicié mi lucha a los 17 años y me fui dando cuenta de lo imposible que es trabajar con hombres, que lleguen a entender nuestras necesidades. Y de lo difícil que es también trabajar con muchas mujeres por su machismo aprendido.
¿Qué pasa con las mujeres solas en la comunidad?
Es muy difícil. Hay chicas que fueron embarazadas por policías del contingente que envía el Estado. A veces las enamoraron, otras veces fueron abusos. Los policías se fueron, se cambiaron de región y las chicas se quedaron con las guaguas. Chicas menores de edad que se quedan solteras y el rumor, especialmente entre mujeres es: “es una puta”, “abrió las piernas y el hombre no quiere responder”. Yo digo “ella está en su plena libertad de hacerlo si lo hizo por deseo propio”. “Si quiere abortar, que lo haga, si quiere tener el bebé, que lo haga…”.
¿Pueden abortar…?
En la práctica puede hacerlo, pero cuando la gente se entera es tremendo para ella. La gente te puede asesinar con la boca. Acá es tal que cuando la chica se embaraza y no quiere tener el bebé, mejor se desaparece y no vuelve en cinco años por lo menos, y luego cuando vuelve capaz que la recuerden y dicen: “¡ah, esa estaba embarazada y abortó y desapareció y ahora regresa a lo mismo! ¿Y quién es su marido?”… Es muy difícil la vida de las mujeres en la comunidad. Si te pintaste el cabello: “¡Eres una puta”, si llevas la falda más arriba “eres una puta”. ¿Qué ganamos con criticar, humillar, asesinar a las mujeres con nuestra voz y palabras?
“La Iglesia ofrece Paz, pero no hay Paz”.
Ramona, como muchas activistas de causas feministas tiene una historia no lineal de ideas y experiencias, y fue desarrollándose desde una dirigencia juvenil de Iglesia hasta llegar a defensora y feminista comunitaria.
¿Tu comunidad es católica?
Sí, y me he dado cuenta que son mucho más católicos que cercanos a la espiritualidad maya. Actúan parecido a las Iglesias. La mayoría de las mujeres en la Iglesia como en la comunidad, saben lo que “deben” hacer: cocinar, adornar, servir, lavar los trastos, porque son las iglesias católica y evangélica las que marcan nuestra cultura.
Tú has sido de Iglesia…
Sí, y me sirvió para darme cuenta que pasa lo mismo en la Iglesia y en la familia. Mucha influencia de una en la otra: Mi papá dice que nosotras somos mujeres, entonces “debemos servir la mesa y servirle al hermano varón”, que “él varón no puede estar en la cocina”, que “los hombres después del trabajo descansan”…
¿Crees en Dios?
Creo en un ser supremo y en que han existido ancestras creadoras de vida. Antes de la invasión a nuestros pueblos no había Iglesia ni santos, y la Iglesia nos ha violentado. Hace más de 500 años acá no existía la Iglesia. Nuestras ancestras conocieron la creación de la vida de otra manera, tenían cerros sagrados, territorios sagrados, altares, centros ceremoniales.
Te tornaste crítica con la religión de occidente y su peso en la comunidad…
Así es, me fui dando cuenta de toda la violencia ejercida por sacerdotes y religiosas contra niñas y niños, en sus iglesias, incluso violencia sexual. Me ha ido impactando: Les he dicho a mis papas: ¿por qué la Iglesia lo permite? ¿Por qué el Papa no hace nada? El Vaticano es millonario y nosotros seguimos tributando a la Iglesia mientras hay niños muriendo de hambre y mujeres esclavizadas. La Iglesia ofrece paz, pero no hay paz. Mi familia dice que hay que seguir a un solo Dios y yo digo: Jesús fue muy político, hizo acuerdos, manifestó, protestó, denunció. ¿Por qué entonces ahora nosotros no podemos hacerlo? Pero hablar así acá es pecado.
CAPITALISTAS, GENOCIDAS Y FEMINICIDAS
La familia fundadora de CEMPRO, de apellido NOVELLA, tiene gran poder económico en Guatemala. De hecho sus ejecutivos reconocen una inversión de US$720 millones en el municipio indígena de San Juan Sacatepéquez.
CEMPRO Comercializa cemento, concreto, cal y servicios de construcción. A inicios del año 2000, el 20% de las acciones de CEMPRO pertenecían a SUIZA HOLCIM, pero ésta se retiró en enero 2013[4] por la presión de las comunidades que intervinieron caminos e hicieron una consulta con miles de votantes rechazando la instalación. La Corte Constitucional ratificó los resultados, pero el gobierno en complicidad con CEMPRO no respetó. En 2008 el presidente Álvaro Colom había enviado medio millar de policías y soldados a reprimir a las comunidades que se oponían. Esto no cesó, en 2014 una familia completa fue asesinada, se culpó a las comunidades en resistencia y se decretó estado de sitio.
¿Un montaje?
Sabemos que fue planificado para decretar estado de sitio y hasta hoy que han pasado 10 años de ese decreto, aunque se dice que se ha levantado el toque de queda, nuestro territorio está ocupado. Hay destacamentos militares por todas partes y el ministerio público entra y sale como quiere. Asesinaron a compañeros, encarcelaron a una compañera, se aprovecharon de su dolor para que se inculpara, cooptaron a la dirigencia. Dejamos de ser libres cuando llegó CEMPRO a nuestra comunidad.
Con la complicidad de los gobiernos…
Así es, complicidad con el estado y otras entidades privadas y públicas. El alcalde del municipio de San Juan Sacatepéquez no se les opone. Varias empresas pequeñas se aliaron también a la cementera y hasta ciertas universidades e institutos. Como Intecap, instituto de capacitación técnica, que en alianza con Cementos Progreso, va a las comunidades “a capacitar mujeres en cocina, en costurería, peluquería…”. ¿Y cuál es el objetivo? Desplazar a las mujeres de la agricultura y la floristería porque nosotros somos agricultoras, y como más adelante ya no va a haber agua, entonces ya no vamos a poder cultivar. Y “mejor” nos enseñan a saber oficios de mujeres…
Oficios que no sostienen comunidades
Así es, que no aportan a nuestra subsistencia comunitaria. Las mujeres igual saben cocinar, ahora van a saber cocer a máquina y cortar cabello, pero no vamos a tener agua ni territorio.
En 2015 se reveló que un hijo de la familia dueña de CEMPRO es un feminicida[5]. Todo calza entre burguesía, estado y capitales y por ello la resistencia de las mujeres es más dura. Ramona sueña con “litigar casos de mujeres” cuando sea abogada, pero mientras tanto sigue denunciando el genocidio de la tierra y no se calla ante las prácticas patriarcales al interior de la comunidad o de los feminismos porque la aniquilación emocional y la práctica de borrar, omitir, negar a otras, no calza con feminismo, ni en la ciudad ni en la comunidad. Para ella todo eso “hay que castigarlo espiritualmente”.
[1] Tuve la oportunidad de entrevistarla en un encuentro de defensoras de la tierra organizado por FAU, Fondo de Acción Urgente de las Mujeres para América Latina en Noviembre 2017. Hemos resguardado su nombre real a solicitud de ella y por su seguridad.
[2] La petición y denuncia Change.org decía en uno de sus párrafos: “la maquinaria estatal guatemalteca que reprimió en los oscuros años del genocidio sigue existiendo, no ha desaparecido, pero se ha renovado y ha desarrollado nuevas formas de violentar la integridad física y moral de las mujeres indígenas que se atrevan a cuestionar o denunciar los intereses de las grandes empresas que atentan contra la vida de las comunidades, las atacan feroz y frontalmente y también las intimidan produciendo rumores y difamaciones en sus comunidades…”. https://www.change.org/p/personas-de-todo-el-mundo-organizaciones-sociales-y-personalidades-amigas-firma-y-denuncia-que-la-violencia-extractivista-es-contra-las-mujeres-ind%C3%ADgenas-y-sus-comunidades La petición está cerrada y según la página consiguió 1,013 firmas.
[3] Las feministas comunitarias antipatriarcales de Bolivia hicieron esta denuncia sobre violencia física, acallamiento y negación de algunas feministas. Algunas notas, denuncias y declaraciones: “RUPTURA DEL FEMINISMO COMUNITARIO. COMUNICADO ¡NADA JUSTIFICA LA VIOLENCIA! feministas comunitarias antipatriarcales, https://www.facebook.com/notes/puntada-con-hilo-comunicaci%C3%B3n-feminista/ruptura-del-feminismo-comunitario/486558414801485/; RESPUESTA A SU COMUNICADO DEL 17 DE ENERO DE 2017. Enviado y autorizada para publicación x Adriana Guzmán, https://www.facebook.com/notes/puntada-con-hilo-comunicaci%C3%B3n-feminista/carta-de-feminista-comunitaria-antipatriarcal-sobre-la-violencia-vivida-de-parte/486565891467404/; POSICIONAMIENTO DE COLECTIVAS AUTÓNOMAS FEMINISTAS DE BOLIVIA, ANTE LA RUPTURA DE LA ORGANIZACIÓN “FEMINISMO COMUNITARIO”. Enviado por Puka Uma y Aymara Llanque, https://www.facebook.com/notes/puntada-con-hilo-comunicaci%C3%B3n-feminista/posicionamiento-de-colectivas-aut%C3%B3nomas-feministas-de-bolivia-sobre-ruptura-del-/486568961467097/; Salimos escapando de la violencia en lo íntimo, lo personal y lo público. victoria aldunate morales, https://www.facebook.com/notes/puntada-con-hilo-comunicaci%C3%B3n-feminista/mi-carta-reflexi%C3%B3n-relato-sobre-rupturas-comunitarias/486572531466740/; “Denuncio, no quiero callar más”. Diana Guzmán, https://www.facebook.com/notes/puntada-con-hilo-comunicaci%C3%B3n-feminista/hemos-sufrido-violencia-f%C3%ADsica-y-psicol%C3%B3gica/486954128095247/; El Feminismo Comunitario en Bolivia ha sufrido una ruptura que nos ha tocado a todas…, https://www.facebook.com/notes/puntada-con-hilo-comunicaci%C3%B3n-feminista/desde-chiapas-sobre-ruptura-del-feminismo-comunitario-feminismo-comunitario-aut%C3%B3/501204906670169/; “Hemos guardado silencio todo este tiempo… silencio sobre la violencia que hemos vivido por parte de Julieta Paredes…; https://www.facebook.com/notes/puntada-con-hilo-comunicaci%C3%B3n-feminista/denuncia-del-feminismo-comunitario-antipatriarcal/541611672629492/; Escribimos desde Bolivia con el corazón puesto en el acuerpamiento que siga rompiendo fronteras.https://www.facebook.com/notes/puntada-con-hilo-comunicaci%C3%B3n-feminista/denuncia-acallamiento-a-trav%C3%A9s-de-una-contrademanda-luego-de-la-denuncia-de-viol/745091945614796/; Qué esperamos? Khurisa Yarwi, https://www.facebook.com/notes/puntada-con-hilo-comunicaci%C3%B3n-feminista/bolivia-feministas-comunitarias-antipatriarcales-qu%C3%A9-esperamos-denunciando-la-vi/707772626013395/; “La otra parte” vende libros de aquellas a quienes violentó. Del Facebook de Khurisa Yarwi/Enviado X Adriana Guzmán, https://www.facebook.com/notes/puntada-con-hilo-comunicaci%C3%B3n-feminista/m%C3%A1s-sobre-la-r%C3%BAptura-del-feminismo-comunitario-violencia-aleccionadora-hacia-qui/604288406361818/
Todas estas notas y otras han sido publicadas en Puntada con Hilo, comunicación feminista.
[4] Para trasladarse a Tailandia, a la Siam Cement City (SCCC).
[5] Diego Carlos Estuardo Dougherty Novella (43 años) asesinó a Gabriela Kabrins Alban (30 años), su novia el 29 de julio de 2015, destrozándole la dentadura, azotándola contra la pared y violándola con una pinza rizadora de cabello. Su cuerpo fue encontrado en el hotel sudafricano Camps Bay Retreat (donde una habitación cuesta US$ 10.000) en Ciudad del Cabo. La víctima era una exitosa empresaria de ascendencia mexicana en Los Ángeles que en 2009 había recibido el premio “Mujer Latina de Negocios”. El feminicida que “no sufre enfermedad mental”, nunca ha trabajado porque contaba desde su niñez con un fondo de US$10.000 mensuales. Diplomáticos guatemaltecos le brindaron “su apoyo con presencia en las audiencias judiciales”. Fuentes: Análisis (Guatemala, “Hermano de Presidente de Cementos Progreso señalado por asesinato”, 6 Octubre 2016), https://cmiguate.org/hermano-de-presidente-de-cementos-progreso-senalado-por-asesinato/ Prensa Libre, 5 agosto 2015, JOEL SUNCAR, https://www.pressreader.com/guatemala/prensa-libre/20150805/282325383688767
El Debate (México) con información de Univisión (Estranguló y violó a su novia con un rizador de cabello, 3 de Agosto 2017), https://www.debate.com.mx/mundo/Estrangulo-y-violo-a-su-novia-con-un-rizador-de-cabello-20170803-0197.html