RAZONES DE NUESTRA SALIDA Y EL NUEVO PROCESO DE LUCHA POR LA VIVENDA
X Comité de Apoyo Toma Violeta Parra
No es fácil estar fuera de la Toma que imaginamos y construimos desde antes –incluso- que se concretara en septiembre 2019, ha sido durísimo, con altos costos familiares, emocionales, económicos y políticos.
Al cerrar el año 2020, alejados ya de la Toma Violeta Parra de Barrancas, espacio de lucha que desarrollamos desde los primeros meses de 2019 para la ocupación del loteo 7 del fundo Santa Elvira, propiedad de los especuladores de la tierra Guzman Nieto, miramos-evaluamos, la experiencia que permitió consolidar el proceso de organización popular por el derecho a la vivienda desde la zona poniente de Santiago a través de la toma de terreno.
Acá repasamos y reflexionamos algo de lo que ocurrió antes y después de nuestra salida en Septiembre 2020.
Queremos hacer un balance: Las razones económicas, políticas y sociales que motivaron la Toma, la ocupación del espacio, los distintos actores e intereses que surgen a lo largo del camino recorrido. Las familias pobladoras que resistieron la ocupación, las distintas comunidades e iniciativas de organización, las expresiones de experiencia popular genuinas que permitieron consolidar el proceso de lucha de las y los sin techo, el acompañamiento de organizaciones populares, pero también el intervencionismo institucional:
- La constructora, el Municipio, el Serviu, Renovación Nacional, el Partido Comunista, el narco y el lumpen junto a las disputas por el control del espacio y el proceso;
- la respuesta de organización solidaria frente a la pandemia, el drama de la postulación, la tragedia de la comunidad Haitiana, la reconstrucción de viviendas en el sector que ocupan, el aprovechamiento y oportunismo de quienes dirigen hoy la Toma.
Durante estos meses que nos encontramos fuera de la Toma, confirmamos como el proceso se descompuso, producto del aprovechamiento de las y los dirigentes que negociaron con la Constructora Oval y que hicieron una selección a conveniencia de las familias que quedaron en el proyecto habitacional “Parque Hondonada». Esto, después que el Serviu se desentendió de su responsabilidad en el proceso de postulación. Todo coherente con una política consciente y descarada del Estado, y que las nuevas dirigencias han aceptado y aprovechado.
El Serviu es la caja pagadora
Así se presenta hoy el Serviu en proyectos de vivienda social que finalmente ejecutan Constructoras e Inmobiliarias.
Primero, segregan entre los más pobres y segundo hacinan para capitalizar ganancias a través de la postulación social en proyectos habitacionales, usando como muro de contención el registro social de hogares que esconde la pobreza de un alto porcentaje de familias de trabajo a quienes se les impide de manera sistemática el acceso a la vivienda y otros programas sociales que son definidos mediante el registro social de hogares.
Para llegar a esto fue necesario profundizar aún más la histórica crisis habitacional que se inauguró en Chile con los albores del capitalismo y la crisis del salitre (s. XVIII-XIX).
Con las políticas neoliberales de la Dictadura, desde fines de los 70, entre los 2 millones de personas sin casa, la clase trabajadora está condenada a vivir endeudada con la banca, rogando por créditos hipotecarios, presa del sistema financiero por plazos de 20 a 30 años; también tolerando arriendos especulativos.
El profundo abandono institucional normaliza el allegamiento y la dependencia familiar; se despliega solidaridad entre pobres que al final empobrece aún más. Así, se han multiplicado de manera explosiva las tomas de terreno, durante los últimos años. Con todo esto, las familias se han visto obligadas a saltar de un comité de vivienda a otro, en busca de solución habitacional, esperando –muchas veces- hasta por 10 años y más.
Las consecuencias de esta jugada nos afectan a más de la mitad de las y los trabajadores que recibiendo poco más del sueldo mínimo, nos enfrentamos a un alto nivel de cesantía y sobrevivimos a costa del endeudamiento.
Durante el período de pandemia, mucha gente ha debido resistir mediante la entrega del 20% del ahorro previsional y los distintos escasos bonos de emergencia que ha repartido un gobierno en manos de los que más se han enriquecido con el modelo neoliberal y el empobrecimiento, endeudamiento, la alta tasa de migración y ahora la pandemia, son detonantes para que miles se queden sin casa, segregados y hacinados.
Todas estas consecuencias socio-económicas que han arrastrado los distintos gobiernos, sin distinción alguna desde los inicios de la democracia pactada, expresa lo perverso del modelo económico y político que a partir de la constitución de 1980 se sostiene sobre la base de la misma matriz económica de explotación y expropiación de la fuerza de trabajo que obliga al endeudamiento. Y si bien esta perversidad la inocula el modelo, hay quienes la ponen en práctica entre los propios pobladores, a veces incluso los y las mismas que se consideran y muestran “radicales”, y esto no deja de tener vínculo con lo sucedido en la Toma Violeta Parra de Barrancas.
Nuestra posición es clara y definitiva
No robamos dinero, ni materiales. Todo estaba en la Toma. Por más que a alguien no le haya parecido o no haya quedado conforme con la manera que se hicieron las aclaraciones, quedó demostrado.
No fuimos nosotros quienes vendieron terrenos recuperados de manera organizada. Nosotrxs somos parte de la organización que impulsó la Toma, mucho antes incluso que ésta se iniciará. De hecho habría sido no solo miserable e innecesario, si no ineficaz, hacer algo así en el período de consolidación de nuestro comité. Habría sido impensado tirar por la borda todo el camino que habíamos recorrido; Los riesgos, las dificultades, que enfrentamos y los logros conseguido durante el tiempo que estuvimos.
Nuestras organizaciones (comités de vivienda) eran autónomas unas de otras y nos debemos verdaderamente a las familias que se organizaron con nosotros desde el «Frente de Pobladores en Lucha por el Derecho a la Vivienda», a las distintas organizaciones populares que nos acompañaron, a las comunidades de exiliadxs chilenxs en el extranjero y a todas(os) aquellas(os) que sostuvieron solidariamente el proceso que vivimos durante el recién pasado año 2020, de resistencia en la Toma Violeta Parra de Barrancas.
Durante los últimos meses hemos hablado y nos hemos reunido con compañeras(os) de distintas organizaciones; políticas, sindicales, comunicacionales, feministas, lesbofeministas, territoriales, culturales, con quienes hemos conversado sobre nuestra salida de la Toma.
Nuestra decisión de dirección para asumir el proceso, tiene varias respuestas, entendiendo que pueden existir otras razones o interpretaciones de la situación, proponemos las siguientes:
Maniobra, expulsión y proceso histórico de Cerro Navia
Las motivaciones de dirigentes de los otros comités siempre han sido esconder su oportunismo e inoperancia que igualmente a la larga se han hecho evidentes. Claramente su razón de fondo para sacarnos de la Toma y expulsarnos del proceso que nosotrxs iniciamos, son las negociaciones que mantienen con la Constructora Oval. Esa y ninguna otra es su razón.
También fue el silencio de estos anti-éticos e inmorales dirigentes lo que permitió la “venta” de terrenos tomados, por ende comunitarios –y de todxs-, a las familias de la comunidad Haitiana. Venta de terrenos que provocó hacinamiento y era una bomba de tiempo que estalló con el incendio del 29 de Noviembre, en el sector de esa comunidad (Haitiana). Se aprovecharon sin escrúpulos de esa tragedia que destruyó casas y bienes de la comunidad Haitiana. En nombre de una supuesta «unidad», lo que en realidad esconden aquellos dirigentes es un profundo racismo.
Es importante subrayar -para mostrar el verdadero territorio que hemos habitado- que cuando se inició concretamente y por medio de acción directa en Septiembre 2019, la Toma Violeta Parra de Barrancas en Resistencia –como le llamábamos en ese tiempo-, la Toma 17 de Mayo llevaba sólo 4 meses. Esta, como otras tomas de la comuna, no mostraban intensiones de postular al subsidio, no problematizaban la crisis habitacional ni parecían levantar la demanda por el derecho a la vivienda como una temática política álgida. La Toma 17 de Mayo, manifestaba el deseo de adjudicarse, a través del Ministerio de Hacienda,la compra del terreno que ocupaban. Sí planteaban el proyecto de vida en comunidad y la necesidad de habitar dignamente, pero la presencia de organización política y dirigencia permanente parecía escasa y fue desmantelada al inicio del proceso. Por otro lado, la Toma Macarena Valdés apareció posteriormente a la Toma Violeta, comenzó 3 meses después, y se hizo conocida por el violento desalojo que sufrieron en la segunda semana de diciembre 2019.
Si nosotrxs imaginamos y construimos la recuperación de territorio por medio de la Toma Violeta desde antes que se concretara, no fue caprichoso ni una artimaña (o “una cocina”), si no que respondíamos a condiciones estructurales que se planificaron en la comuna a partir del plano regulador de Cerro Navia, que anunciaba la construcción de estaciones del metro, el Hospital Felix Bulnes, la construcción de parques, y la expansión habitacional que se proponía para el loteo 7, terreno del fundo Santa Elvira, que ocupa la Toma.
Fue a partir de nuestro análisis del plan estratégico de infraestructura dirigido desde el gobierno central que consideraba la conectividad entre las autopistas Costanera y Ruta 68, a la altura de Avenida La Estrella, entre otras expropiaciones y mitigaciones, que en ninguna parte del diseño metropolitano consideraba la demanda de vivienda social para la zona. en Agosto de 2019, y había sido congelada por la comisión de vivienda en Diciembre del mismo año.
La Toma Violeta Parra de Barrancas fue pensada como respuesta a ofensiva de la planificación estructural, su impacto en la infraestructura de la comuna y a la vez a las distintas políticas empresariales y represivas del segundo gobierno de Sebastián Piñera, que en cuanto a la política habitacional significaba terminar de sepultar el derecho a la vivienda, a través de la mal llamada “Ley de Integración social». La cual, se aprobó en la Cámara de Diputados en Agosto 2019, y fue congelada por la comisión de vivienda en Diciembre del mismo año.
Fuimos y somos parte –y no lo hemos ocultado- de las demandas históricas que se venían levantando desde el campo popular y que finalmente hicieron un choque directo contra la institucionalidad a partir del 18 de Octubre (18-O).
Desde esas certezas políticas logramos tejer redes de apoyo entre pobladores y organización popular, nos permitimos visibilizar la experiencia de lucha y sostener la independencia de clase en el proceso de resistencia durante un año. En nuestra opinión, esta autonomía política se logró sólo cuando constituimos el «Frente de Pobladoras(es) en Lucha por el Derecho a la Vivienda», y rompimos con la “Coordinadora de Vivienda Renacer Poniente”, una coordinadora compuesta por dirigentes de la Nueva Mayoría (PPD, DC), Renovación Nacional y Movilízate -uno de los brazos políticos del Partido Igualdad-, pero que se mostraba como un Comité de Vivienda en sus inicios (Mayo 2019).
Negociaciones Estado-empresariado y legalidad engañosa
En Diciembre del 2019 nuestro comité Barrio Digno había presentado junto al arquitecto Cristian Castillo, un proyecto habitacional para 600 familias. El Municipio lo rechazó alegando que el plano regulador de la comuna sólo permitía construcciones hasta los 8 metros de altura. Sin embargo, a la Constructora Oval sí se le permitió ingresar un proyecto de 1070 departamentos antes que se aprobará el plano regulador. ¿Cuántos metros de altura y cuántos metros de construcción deben tener 1070 departamentos? Había un negocio privado cocinado, financiando a través de un proyecto habitacional de supuesta “vivienda social”.
En Junio 2019, con la ocupación de departamentos del proyecto “Las Viñitas», logramos que la Constructora Oval retrocediera y obligamos al Serviu a asumir el proceso de postulación. Con nuestra salida del Comité Barrio Digno, y de la Toma, el Serviu se desentendió del proceso de postulación dejándolo en manos, justamente, de la Constructora Oval y el Municipio de Cerro Navia, aunque su discurso nunca abandonó el “enunciado del Estado” –que se queda en solo en eso- sobre “dar prioridad a los comités históricos de la comuna». Mentira oportunista, burócrata y tecnócrata, de un aparato estatal que con el paso de los años ha sido desmantelado y ha subordinado su papel a fiscalizar y financiar procesos que quedan en manos de privadas.
Nunca ha existido tal prioridad para las familias y comunidades históricas que en Cerro Navia llevamos esperando por soluciones habitacionales. El aumento de allegadxs ya debe bordear las 5 mil familias.
Sobre la legalidad vigente en pandemia, la burocracia institucional cuando se trató de quitarnos de en medio logró sorprendentemente actuar en un tiempo record. Dos días después de habernos expulsado, el Municipio ingresó la destitución de Juan Caripan como dirigente del Comité Barrio Digno. Esto, aunque, supuestamente producto de la cuarentena, el Municipio no estaba funcionando y había (hay) una normativa legal (ley 21.239) que indica que no se debían realizar constituciones, elecciones, destituciones, trámites a organizaciones sociales en cuarentena y que por ese periodo se prorrogaban de manera automática los cargos. Pero la institución usó su poder blindado y a tres meses de haber solicitado nosotrxs, vía página de transparencia, una investigación administrativa de esta medida arbitraria, no hemos obtenido respuesta alguna. También tenemos una denuncia judicial ingresada en fiscalía sin respuesta.
Así las cosas, vemos que existe –en lo oficial- una usurpación del cargo y entendemos también que es una maniobra política de partidos políticos que aspiran al poder.
El conflicto interno de la Toma
Creemos –percibimos- que detrás de muchas de estas acciones hay narco y lumpen que hoy controla a la población, que son parte del basurero político de la historia, sujetos responsables de perpetuar la derrota política del pueblo y la clase trabajadora y parte activa en la descomposición con un peso específico de lo corrupto de este sistema.
Pero no es sólo este el análisis en su profundidad. Nuestra expulsión surge de la unión de un frente común entre la Derecha política y el Reformismo que juega –a la larga- cartas similares. Estos sectores, conservadores cada uno en su estilo, no trepidan en hacerse cómplices indirectos del lumpen y el narco, si las necesidades aspiracionales al poder lo requieren.
Desde nuestra salida, la Toma es dirigida por tres comités derechistas: “Nuevo comienzo con Loyola”, comité compuesto por comerciantes de la feria y asesorado por dirigentes sociales históricos de Renovación Nacional, el comité “Folil Mapu ex Janequeo”, dirigido por nietas de dirigentes sociales históricos de Renovación Nacional en la comuna y “Nueva Resistencia”, comité con origen en Barrio Digno, que se descuelga de Barrio Digno, de manera oportunista, a fines de Junio 2020. Sus dirigentes son quienes abrieron la puerta de la Toma al diputado Jorge Duran, Luis Plaza y Magaly Acevedo (quien va como alcaldesa en las próximas elecciones), todos de Renovación Nacional, además de Raquel Calderón hija, una abogada parte de la farándula y probablemente con aspiraciones políticas importantes.
Vemos también que el reformismo de Movilízate siempre pensó en usar a la Toma como un frente popular, dentro de su plataforma electoral, misma oportunidad para el Municipio de Mauro Tamayo.
Pero toda esta trama de acceso al poder para los más enriquecidos y otros que aspiran a serlo, tiene consecuencias trágicas en las vidas de personas que aunque son aplastadas por el sistema, igualmente parecen tener la fantasía de “avanzar hacia algún lugar de poder”, mientras en realidad no llegan a más que a servir a los ricos.
A los días después de nuestra salida de la Toma, apuñalaron en la yugular a un familiar de Gissela, dirigenta de Barrio Digno, dos semanas después hubo una balacera que dejó herido a bala a Marcos Soto y con pérdida de dentadura a Darlyn Yáñez. Son personas que se han prestado para cocinar nuestra expulsión. Ellxs y otrxs se disputaron las cosas que quedaron, el control del proceso y del espacio.
Luego de estos conflictos, el resto de los comités, no siguió interviniendo en Barrio Digno. Nosotrxs habíamos sido expulsadxs, lo cual, les permitió negociar por unas 400 familias (de 471 postulaciones). Quedaron a la deriva una gran cantidad de familias migrantes que no lograron postular y hoy son amenazadas para que abandonen la Toma.
Quienes hoy dirigen el terreno han revelado su racismo, no dejando entrar la ayuda que organizaron vecinos de Lo Prado para entregar el 18 de Diciembre 2020, recién pasado.
Crear poder popular…
Desde diciembre 2019 quedamos en desventaja numérica. En el otro sector de la Toma, había cuatro comités que avalaron a Mónica Alarcón, dirigenta del “Comité Juntos por un sueño», la misma dirigenta que vende-vendía los terrenos recuperados a familias haitianas, terrenos que no se deben vender pues pertenecen a todas las comunidades que habíamos estado resistiendo (entre ellas, la comunidad haitiana).
Esa dirigenta, Mónica Alarcón, fue expulsada de la Toma en Mayo de 2020, después de la muerte de Abraham Calderon, niño que fue atropellado. Los padres del niño, la responsabilizan a ella de ocultar a la mujer que atropelló a su hijo. Su descaro, y el silencio de la gente que la rodeaba fueron mermando la auto-organización colectiva. No estábamos dispuestxs a permitir el aprovechamiento a costa de la miseria. También nos separaron diferencias político-éticas. De ahí en adelante hicimos camino propio.
Aunque estábamos en desventaja numérica, creíamos en que la propuesta política que planteábamos para responder a la crisis habitacional desde la Toma de terreno como herramienta de histórica de lucha de las y los sin techo, nos permitiría encontrar salida colectiva al proceso. Recogimos la tradición mirista -que jamás hemos negado- desde los cordones industriales y su alianza estratégica con los comandos comunales, las tomas de terreno durante los años 70, que fueron experiencias reales de poder popular.
A partir de esa experiencia de lucha, fueron surgiendo distintas iniciativas populares que permitían sostener la organización a través de la auto-gestion y la autodeterminación: «La panadería popular Mariano Puga», «La casa de la mujer María Loreto Castillo», «la Olla común Hermanas Quintreman», que funcionaban todos los días.
Ibamos por la construcción de la escuela popular de artes y oficios, el comercio popular y otras propuestas sostenidas a través de diferentes encargados en comisiones de trabajo. Nuestra auto-organización parecía mantener al margen a los comités cooptados. Fue un proceso de ofensivas y retrocesos para ambos sectores. Con nuestra salida, ya no funcionan esos espacios y terminaron destruidos o se los apropiaron en el caso de la “casa de la mujer».
Traiciones y personalismos mermando la autodefensa
Mientras mantuvimos el proceso de autodefensa al interior de nuestro sector, logramos controlar los espacios y el proceso con seguridad. La violencia del narcotráfico y el lumpen, se habían quedado y controlado en los otros sectores, cobrando por lo menos dos vidas en la Toma. El primer asesinato fue un ajuste de cuenta narco en el sector de Movilízate, y el segundo, una pelea entre vecinos en el sector de Loyola, terminó con la vida de uno de ellos que fue apuñalado.
En nuestro sector, había gente de confianza a cargo de seguridad. Primero fue gente de la Casa Achawal, organización okupa compuesta extrañamente por militancia –al parecer- del Partido Humanista (actual o no, no lo sabemos). Pero éstos integrantes de Achawal parecieron ni pasar de iniciativas y esfuerzos algo personales (y/o personalistas) al interior de la Toma.
Los siguientes que llegaron a apoyar, dijeron ser “luchadores sociales de la primera línea en plaza Dignidad”, pero nos dimos cuenta que usaron la Toma para esconder robos y esconderse. Al final terminaron poniéndose de acuerdo con los otros comités para traicionarnos. Esta acción a espaldas nuestras, por parte de un pequeño grupo nos bajó los brazos y nos dejó sin posibilidad de poder defendernos.
En términos colectivos, gran parte de las organizaciones políticas que nos acompañaron en distintos procesos de apoyo, como la Campaña de invierno y la red solidaria por la pandemia, no solidarizaron con el proceso al que nos vimos enfrentadxs. En términos comunicacionales y convocatoria, la respuesta fue mínima o casi nula.
Hay que reconocer que nunca hubo un ejercicio que permitiera asumir de manera colectiva el proyecto de la Toma, existió la intención y los esfuerzos particulares de determinadas organizaciones, en momentos puntuales, pero no una construcción colectiva que sostuviera.
El Comité Mapuche Inche ñi Mapu, que acompañamos en su formación durante el mes de Enero 2020, nos abandonó para asegurar la paz social en el sector que ocupan en la Toma. Líderes mapuche de Cerro Navia y Lo Prado manifestaron estar dispuestos a intervenir con la claridad del enemigo que tenían al frente. Lo hablamos pensando también en lo ocurrido en los Municipios de Victoria y Curacautín, donde desalojaron violentamente a los lamuen que apoyaban a los presos políticos Mapuche en huelga de hambre. Estas comunidades Mapuche de la zona poniente, estuvieron en los inicios de la Toma. Comunidades y organizaciones Mapuche de Santiago decían estar dispuestas apoyar, pero luego mostraron que no iban a pasar por encima del comité Mapuche de la Toma que fue el que finalmente decidió retroceder. ¿Pesó la identidad por encima del anticolonialismo y antirracismo históricamente representado por la Derecha?…
Supimos resistir a los intereses de la constructora Oval que busca asegurar su negocio en el terreno que ocupa la Toma. Resistimos al abandono y a la intervención inescrupulosa del Serviu y el Municipio dirigido por Mauro Tamayo, nos organizamos frente a la Derecha política, al Reformismo y al lumpen. Fuimos capaces de organizar el barrio, visibilizar la vida cotidiana y redes al interior de las distintas comunidades que componían el espacio, pero no fuimos capaces de acumular fuerzas suficientes para resistir, construir y sostener el proyecto con otros sectores en lucha que nos permitieran ir hasta el final de la consolidación del proceso.
¿Es un mal que atraviesa a todas las organizaciones de izquierda hoy?
Siendo un proceso lleno de lecciones para la lucha popular, igualmente, sabemos que ahora en la Toma, hay cancha abierta para el narcotráfico que siempre va unido al tráfico humano, que reciben protección y se vinculan con policías y dispositivos de seguridad territoriales y empresariales, en condiciones como estas la violencia en contra de las y los más vulnerables, que resisten aún, al interior de la Toma, se está acrecentando. Reina la ley del más fuerte y esto es tremendamente peligroso y doloroso.
(Este documento ha sido producido y proporcionado por el Comité de Apoyo Toma Violeta Parra)