FEMINISMO: RAÍCES Y PRESENTE (Septiembre 1994, Nº 2)

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(Detalle de la pagina original en que publicamos el reportaje)

Feminismo
RAICES Y PRESENTE
Rebelarse contra el cinturón de castidad (o corset, o sostén, o la violencia) es una cosa, el hembrismo otra. Feminismo viene de femenino, machismo de macho no de masculino.
Hablan de sensualidad, ‘recuperan’ su cuerpo, aprendieron a enojarse sin sentirse culpables de no ser ‘buenitas’, a reírse fuerte en la calle, y a no achicarse ante un grupo de machos amenazantes a las doce de la noche en la Alameda.
Se juntan a hablar de lo que sienten. Tienen la certeza de haber descubierto otra forma de vivir y la hacen política y movimiento.
No es historia nueva, viene del siglo pasado y, si hurgamos más, ha estado desde que existe la opresión de las mujeres. Filósofas de  la antiguedad, brujas del medievo, mujeres modernas como la política francesa Olympia de Gouges, contemporáneas como Simone de Beauvoir, crítica feminista, o la chilena Julieta Kirkwood, teórica del feminismo local. También y sobre todo, grupos de mujeres que son colectivamente las verdaderas protagonistas de esa otra historia política.

Contigente   
En Chile evolucionan, profundizan sus ideas y aclaran sus objetivos. Pelearon, en época de dictadura, por la Democracia en el País y en la Casa. Dicen que luego se Des-Concertaron porque, en vez de ser parte de una democracia, se bancaron la Transición mientras «ponían la mesa» en un Congreso repleto de hombres.Se reconocen «capaces de ser protagonistas del destino del país», y explican que «el Movimiento Feminista tiene distintas vertientes porque pretende hacer política desde diversos espacios».

Visión unánime
Hablan de Igualdad en la Diferencia, no de parecerse a los hombres, pues ellos no son la medida humana, son sólo una mitad de la sociedad.
Reivindican lo femenino, el género femenino: «cada mujer es irrepetible». Ella es quien mide lo femenino desde su sentir. No los hombres, ni la Iglesia, ni la publicidad.
Ni sexual, ni sagrada, ni super woman.Rechazan los ‘modelos’, abogan por la diversidad humana y ecológica.
Todas las culturas, todas las etnias, ambos sexos y las diversas orientaciones sexuales, todas las generaciones, los vegetales y los animales están interralacionados entre sí, y son valiosos y legítimos.
Lo que ninguna feminista chilena aprueba manifiestamente es el sistema clasista que significa marginación y explotación laboral y sexual, no sólo a las mujeres, sino a los hombres pobres, a los niños, los ancianos, los discapacitados, los jóvenes.
Consideran esta estructura social «una manifestación del dominio patriarcal».

Diferencias
Sin embargo se intuyen diferencias en el énfasis que colocan las diferentes corrientes feministas, en el rompimiento total o no con el sistema establecido (neoliberalismo), con su forma de poder y con sus manifestaciones socio-económicas.

Representación política 
Una representante de la Iniciativa Feminista, «surgida a fines de los ’70», Lilian Letelier, socióloga dice: «actualmente pretendemos aglutinar fuerzas feministas y lograr un espacio de representación política. Nuestro objetivo es la de-construcción del sistema de relaciones humanas que se proyecta desde la dominación».
Esta agrupación en la que se cuentan mujeres profesionales que trabajan en Organizaciones No Gubernamentales, asumió en el ’93 la candidatura de una de sus miembras a la diputación de Ñuñoa, campaña que no prosperó. Hoy está abocada a la organización, junto con otros grupos, de su representación en un encuentro mundial de mujeres a realizarse en Beijin/Pekín (China) el ’95, se manifiesta a favor de la promulgación de leyes de Divorcio y Aborto Terapéutico.

Sintonizadas
Hay otras dos vertientes visibles: la que se autodenomina feminismo autónomo y el feminismo popular. Aparentemente convergen en algunos puntos: no trabajar desde la institucionalidad (ONGs, Ministerios), sino desde la base de grupos autónomos de mujeres, ni crear leyes que ellas llaman «en la medida de lo posible», como la del Aborto Terapéutico en vez de Aborto, por ejemplo.

Cómplices
Son tres mujeres intelectuales que se perfilan como teóricas de su feminismo. Edda Gaviola, Sandra Lidid y Margarita Pisano. Se llaman a sí mismas Cómplices porque están «por la complicidad entre feministas y contra el sistema neoliberal». Son parte de la corriente autónoma, en la que se cuentan cerca de ocho grupos feministas.
Plantean así su posición con respecto a la forma de poder que no aprueban: «Cuando se parte del supuesto patriarcal de que la esencia humana es la lucha por la sobrevivencia, se trata de reglamentar la violencia, no de construir la sociedad de igualdad y colaboración que buscamos. Se dice ¡oh como sufren las mujeres maltratadas! y se recurre a la institución gubernamental para que ‘nos haga’ una ley y así maltraten menos a las mujeres».
Ellas plantean otra alternativa: «Trabajo de base con mujeres para que no sean violentadas, y no gracias a una ley sino porque ellas como personas logran establecer los límites de su dignidad.
Apostar no a una ley de divorcio sino al cuestionamiento de las relaciones familiares, como un fenómeno de transacción económica y dominio patriarcal que permite la violencia».
Es decir, hablan de crear una cultura diferente: «construir fuerza y poder desde sí mismas».

Críticas
Las críticas que se escuchan a menudo entre las mujeres que se inscriben en la postura autónoma es que hay otro tipo de feminismo ‘casado’ con el sistema político-económico, aunque no lo manifieste claramente. Además, que incluye a mujeres militantes de partidos políticos («poder masculino histórico»), las que a la hora de actuar lo hacen de acuerdo a las políticas partidarias y no en relación a las necesidades feministas.

Respuesta
«A fines de los ’70, le propusimos a las pobladoras talleres de crecimiento personal y político. De ese proceso surgieron grupos poblacionales, profesionales, ONGs, medios de comunicación y grupos de estudio, todos de mujeres. La reflexión producida dio origen a otras formas de feminismo.
En el trabajo realizado insistimos mucho en la individuación de las mujeres populares o sea, que se reconocieran a sí mismas como sujetos. Y lo están haciendo, buscan autonomía, es lógico. Pero también nos dicen: ustedes militantes de partido vienen a instrumentalizarnos (usarnos) para sus colectividades, explica la Iniciativa. Piensan que eso es un purismo, que limita otras opciones personales y que pone al feminismo en peligro de inmovilidad y división».

Populares: pobladoras
María Mendoza, de la Villa O’Higgins, es vocera de un grupo de pobladoras que apunta al «cambio radical de la sociedad patriarcal-neoliberal por una sociedad solidaria». Expresa que desde hace un tiempo «decidimos salir del alero de cualquier institución y crear el Feminismo Popular desde nuestra realidad».
En sus poblaciones realizan talleres de desarrollo personal. Se definen como «dueñas de casa que llegaron al feminismo porque las profesionales nos mostraron una manera de reflexionar sobre el mundo, que encontramos acertada. Pero no somos iguales. La vida de la mujer de población es otra. Si todas las mujeres somos discriminadas, las pobladoras lo somos doblemente.
Somos asesoras del hogar, lavanderas de lo ajeno, costureras, tejedoras, cocineras que vendemos nuestros productos. No tenemos horario ni descanso, ni posibilidad -por ser criadoras de varios hijos también- de salir a estudiar, aunque tengamos ganas de hacerlo.Nuestra problemática es de género y de clase, estamos oprimidas por el patriarcado y la política económica. Creemos que tenemos que ser las educadoras de nuestras iguales».Están abocadas a elaborar un proyecto político propio.

Definiciones
Tal como se entiende la política hecha por los hombres, el feminismo es invisible, no tiene representación específica en el congreso ni se la considera una corriente legítima. En lo social, sin embargo, aparece a menudo en las opiniones de las mujeres más diversas y también de algunos hombres. En la vida diaria, las relaciones entre mujeres y hombres ya no son lo que eran en los tiempos de las abuelas (justamente cuando se inició el feminismo político).
Sin embargo, ya no basta el derecho a votar o el ‘des-prejuicio’ aparente de la sociedad.Se habla de hacer otra política y para eso es necesario definirse.
¿Modificar el trabajo doméstico, dándole su justo valor y seguir haciéndolo como tarea exclusivamente femenina o desterrarlo como trabajo de mujer para que pase a ser social y colectivo?
¿Integrar a las mujeres al desarrollo (neoliberal) o cambiar definitivamente el sistema?

Gran interrogante
¿Cómo desarrollar el feminismo para que sea un fuerza que, respetando las diferencias, sea capaz de coordinar las diversas reivindicaciones y visiones?

(PUNTADA CON HILO, Nº 2, SEPTIEMBRE 1994)