Violencia Estructural

“BUSCAMOS LO MISMO QUE LA DEMÁS GENTE, UN HOGAR”

El desalojo forzoso es una de las violaciones más graves a los derechos humanos en el mundo. El artículo 25 de la Declaración Universal de los Derechos Humanos (1948) y el artículo 11.1 del Pacto Internacional de Derechos Económicos, Sociales y Culturales (1966) lo subrayan. Chile ha ratificado todos los tratados internacionales y regionales de derechos humanos con todas las enmiendas realizadas en el siglo XXI, pero –una vez más- este Estado se mueve turbiamente, pues, en la práctica, no reconoce lo que firmó, el derecho a la vivienda adecuada[2], en Chile decimos “vivienda digna”. Pero no es solo eso, es que además el estado chileno bajo el actual gobierno promulgó una ley que permite catalogar de “violentos usurpadores” a todos y todas quienes se agencian un espacio para habitar.

Desafíos para el Nuevo Milenio: «Suave Dominación» (2011)*

El equipo debe ser multidisciplinario, bien académico (de esa gente a la que le llaman “licenciado” o “licenciada” –y no corrige porque le gusta el título-. Esto pinta muy bien, está muy de moda desde que desaparecieron las activistas políticas, sus denuncias, sus resistencias y los movimientos sociales).

El “basureo” y la hostilidad horizontal entre feministas y mujeres organizadas

La hostilidad horizontal entre mujeres típicamente involucra formas de poder que surgen de una posición de debilidad, no de fuerza. Puede implicar intentos de destruir la buena reputación de alguien que no tiene más acceso a los niveles superiores de poder que la que está propagando el escándalo. Puede implicar hacer responsable a alguien de la propia opresión, aunque ella también esté oprimida. Puede implicar envidiosas demandas de que otra mujer deje de usar sus propias habilidades, porque el éxito de alguien que no está mejor situada que ella misma la hace sentir inadecuada y sin valor.
O puede implicar intentos de silenciar la crítica al atacar a la persona que percibe que está haciendo la crítica.

Si eliminan la Violencia Contra las Mujeres, se autodestruyen…*

La Violencia contra las Mujeres es permitida, aunque esos estados e instituciones digan que tienen políticas de género e incluso si nos entregan un relato “feminista”. Los pactos patriarcales siguen siendo metaestables, susceptibles de transformarse continuamente para adaptarse y existir sin alterar en lo estructural sus formas de dominación. Como dice Hanna Arendt, la Violencia no es la interrupción de la Historia, es la Historia, y siempre tiene nuevos dispositivos como todas aquellas oficinas, privadas o públicas, que actualmente no se hacen responsables de nada de lo que sucede a las mismas ciudadanas a las que acuden en etapas eleccionarias.

Bernardita, mujer williche, madre pobre: la mató la institución

CHILOÉ, BERNARDITA MENDOZA ANTIMÁN, WILLICHE, TENÍA 31 AÑOS, ESTABA PRESA, INJUSTAMENTE IMPUTADA Y CON PRISIÓN PREVENTIVA.
EL SISTEMA JUDICIAL LA EXPUSO A SER VIOLADA, GOLPEADA, HOSTIGADA; LA JUZGÓ DE MANERA MISÓGINA.
ERA JOVEN, POBRE, MADRE, MAPUCHE Y MUJER.
LA FAMILIA NO HA TENIDO ACCESO A ALGÚN INFORME DE AUTOPSIA, DICEN QUE SE SUICIDÓ EN EL COMPLEJO PENITENCIARIO "ALTO BONITO" DE PUERTO MONTT.
SUS DERECHOS HUMANOS, LOS DE SUS HIJOS E HIJAS Y FAMILIA ESTÁN SIENDO VIOLADOS POR LAS INSTITUCIONES DEL ESTADO.

Criminalización de la pobreza en el Chile actual

“El relato del carabinero se tomó como el oficial, pero no se ha corroborado de ninguna manera que sea verídico. Hay fotos del sitio del suceso en la carpeta investigativa donde se ve a los chicos muertos y abajo aparece: “sujeto autor de robo”. O sea, los imputan sin diligencias previas. No hay cámaras en el punto en que ellos se encontraron con el carabinero, no hay testigos. No hay autopsia de Maximiliano, solo autopsia de Tomás, pero es muy básica..."

Suicidio y la violencia contra las mujeres en Chile: aportes feministas para un debate sobre la complicidad social e institucional

Un sistema judicial sesgado por representaciones culturales patriarcales de las mujeres reproduce la violencia concadenando en los múltiples trayectos institucionales la revictimización, mediante la humillación y ausencia de procesos reparatorios, desde su inicio con el establecimiento de la denuncia. El miedo a exponerse a la denigración puede ser más inmovilizador que la agresión misma, potenciando el sufrimiento personal acumulado.