F A N Z I N E L É S B I C O
En este territorio las lesbianas existen y resisten, hay lesbianas: Mujeres, No binarias, Trans, Trabajadoras, Futbolistas, Hijas, Estudiantes, Viejas, Madres, Negras, Monstruas, Mapuche, Pobres, Gordas y Flaites.
En este territorio las lesbianas existen y resisten, hay lesbianas: Mujeres, No binarias, Trans, Trabajadoras, Futbolistas, Hijas, Estudiantes, Viejas, Madres, Negras, Monstruas, Mapuche, Pobres, Gordas y Flaites.
Tengo datos y memorias de que, en la década de los ochentas, por ejemplo, aquellas que sí recibían sueldos institucionales acusaban de enriquecerse a costa del movimiento a las que se movían desde la autonomía. Sin embargo, el paso del tiempo y la falta visible de esa riqueza de la que “acusaban” dejó de ser herramienta de descrédito.
Luego, usaron el prejuicio respecto a los padecimientos de la salud mental para tratar de ensuciar el aporte de otras mujeres. Por ejemplo, todavía, a mí me tocó que cuando conocí a una de mis maestras feministas de vida, una mujer adulta mayor, alguien que me vio cerca de ella, acudió a contarme, como se cuentan estos chismes –en voz baja- que tuviera cuidado, que mi maestra había estado en tratamiento psiquiátrico.
Experiencias de las relaciones entre mujeres que parten desde la mera simpatía que sienten y expresan unas mujeres hacia otras, pasan por las amistades establecidas entre mujeres, continúan hacia las "amistades pasionales" y culminan en el establecimiento de las relaciones lésbicas eróticas.
Visibilizar el lesbicidio de Ana nos convoca como lesbianas del territorio por las similitudes que compartimos con ella, somos de la misma clase, somos sureñas, amamos a otras mujeres y lesbianas, resistimos y existimos en Pto. Montt, una ciudad que acepta la naturalización de la violencia en nuestras vidas, que asume que tenemos que vivir con miedo por lo ofensivo que es la cultura lésbica para la heteronorma
Ana vivía en el sector de Alerce, el agresor JOSÉ BARRÍA IMÍO, también. Fue premeditadamente hasta la casa de ella. Se habría enterado "hacía poco" de la orientación/opción sexual, de su víctima. Ana y el agresor eran, apenas, conocidos... BARRÍA IMÍO, luego de agredirla, se dio a la fuga. No lo encontraron las policías regionales ni nacionales, él agresor se entregó por su cuenta
En los años que viví allá, estuve y fui parte de la lucha feminista de compañeras bolivianas autónomas, luego de mi ruptura y diferencias políticas con el feminismo institucional de Paredes, ésta buscó la cancelación. Solo cuando mujeres indígenas que la acompañaban también vivieron la misma violencia y decidieron denunciarla, fue legítimo para muchas mi postura política expresada en artículos, columnas, talleres y foros.
Las feministas autónomas reconocidas en América Latina y El Caribe, callaron.
si tenemos los mismos principios, perpetuamos las mismas lógicas, relativizamos la violencia estructural para conveniencia de un partido, identidad o individuo ¿cuál es el conflicto real que tenemos con el patriarcado?