X Víctor Hugo Robles
@elchedelosgays
A principio de los años 90, coloreando la democracia post dictadura, participando en el Movimiento de Liberación Homosexual Movilh Histórico, conocí a Claudia Rodríguez Silva, más bien a Claudio Rodríguez, que llegaba al Movilh para dar sus primeros pasos, transitando poco a poco a Claudia, Claudia activista, Claudia escritora, Claudia poeta, Claudia revolucionaria.
Yo era una loquita chica de pelo corto, estudiante de periodismo del «Arcis de Noé», como le decía Pedro Lemebel a la Universidad de Arte y Ciencias Sociales ARCIS.
Yo no era travesti pero sí una loca «afeminada» como nos tildaba el bigotudo de Rolando Jiménez, presidente vitalicio del Movilh no histórico.
Tal vez por eso sintonicé con Claudia e incluso organizamos una primitiva reunión de personas travestis en una salita prestada por Fundación Margen de mujeres trabajadoras sexuales. Llegaron 3 o 4 compañeras, suficiente para tirar las primeras piedras.
Claudia siempre fue audaz, mordaz, adelantada. Desde un principio sospechó de los colectivos, organizaciones e institucionalidades gays.
Sentía que su travesti voz no tenía espacio. Y por eso ella misma creó e inventó (o sacó) su propia voz. Seguramente por eso pasamos de la complicidad a la emocionalidad, a la distancia silenciosa.
La última vez que estuvimos juntas fue en la inauguración del Museo Travesti en el Parque Cultural de Valparaíso. Nos saludamos, besos y fotos, pero después nos palabreamos con fuerza e inteligencia a propósito de la «reparación histórica», justa demanda que no llegó ni con el diletante, engañoso e infame Gabriel Boric y ahora mucho menos llegará con el fascista José Antonio Kast.
Yo igual la seguía y celebraba sus triunfos editoriales nacionales e internacionales. La invité a la radio Universidad de Chile, a mi censurado programa «Siempre Viva en Vivo», pero no respondió. Nos quedó pendiente esa imaginaria conversación de locas antiguas.
Hoy nos volvemos a reencontrar en una triste, eufórica e intensa despedida, casi-casi administrada por la institucionalidad OTD*. Digo «casi» porque, aunque quisieron, no pudieron obligarme a seguir «protocolos» noticiosos, borrar de mis redes la noticia de su muerte, ni mucho menos lograron impedir que Carlos, pareja y amor de Claudia por más de 30 años, hablara en su despedida pública. Era absurdo y anti travesti silenciar la relación de afecto de nuestra querida e intensa poeta, escritora, activista subversiva.
Finalmente, Carlos habló y se desahogó. Dijo de todo y más. No calló nada. Le dedicó y cantó «Perdóname» de Camilo Sesto. Yo también canté, me emocioné y sumé mi loca voz al perdón personal, colectivo.
Claudia Rodríguez, nuestra María Félix travesti
En las redes sociales y antisociales circula un maravilloso video donde la controvertida actriz mexicana Lucía Méndez relata cómo la mismísima María Félix le aconsejó aprender a vivir (y convivir) con la controversia, los comentarios, las polémicas, las habladurías, porque solo así se convertiría en una leyenda, decía Félix a Méndez, gran imitadora de La Doña.
Y eso mismo sentí cuando fui testigo (y cómplice) del atrevido, controvertido e inesperado testimonio de Carlos, pareja por más de 30 años de la fallecida Claudia Rodríguez. Es que Carlos tenía mucho que decir y lo dijo todo, mucho más, incluso. Sorteando censuras y cancelaciones de la institucionalidad trans OTD, Carlos habló. Yo lo animé y apoyé desde el principio hasta el final cuando grité a modo de cierre: «Compañera Claudia Rodríguez, presente…Ahora y siempre. Hasta la victoria, siempre”.
¿Quieren show?
Me informé (periodista forever) de sus sentidos reclamos un poco antes y creí justo e importante que Carlos compartiera sus emociones, reflexiones, su apasionada historia con Claudia. Hasta antes de Carlos, el legítimo homenaje comunitario de sus amigas en la sede de Sidarte recordaba a la poeta y escritora pero faltaba la travesti, la «realidad humana», como rezó un lienzo que portamos en una marcha del Movilh Histórico el 28 de junio de 1995.
Y Carlos fue valiente y certero. ¿Quieren show?, diría la misma Claudia. Por eso Carlos, a modo de tributo, homenaje y reparación, acusó y apuntó a todos los que le quitaron alas a Claudia, habló del grupo Movilh y del Lambda. De igual modo, reveló dolores y preocupaciones de Claudia respecto de sus empleadoras feministas de Fondo Alquimia**.
Carlos no profundizó demasiado en los detalles del deceso, tal vez por los cuestionamientos y el castigo social que reciben quieres deciden volar al cielo al modo Violeta Parra o Salvador Allende.
En ese mismo cielo, Claudia se reencontrará con Pedro Lemebel, Katiuska, Andrés Pavez, Andrés Pérez, Francis Francoise y tantas otras locas amigas.
La comunidad escuchó con respeto a Carlos, mientras otros, otras y otres, pocos, se retiraron. «Es que Carlos abandonó a Claudia», me dijo un activista de los 90, justificando el desdén a Carlos. Yo creo que hubo amor, amor tenso e intenso. Tanto amor que Carlos, su madre y sus tías de Carlos, ahora protegen a los perritos de Claudia, sus cómplices amores, destacando ahí a la dulce y muy famosa Marilyn.
Hasta siempre querida Claudia, nuestra Marilyn Monroe local. Bienvenida María Félix travesti
El Cortijo de Conchalí, 2 de diciembre de 2025.
FOTOS Y TEXTO: Victor Hugo Robles-El Che de los Gays
Notas de puntada con hilo:
*OTD, Organizando Trans Diversidades-Chile trabaja con el Estado de Chile con su “Unidad de Políticas Públicas y Legislación”, se unió al Ministerio de Relaciones Exteriores, lo que -informa en su página- sería desde su perspectiva política “muy significativo para la Política Exterior Feminista” (o sea para la política “feminista” de Boric.).
** ONG Fondo Alquimia, institución en que Claudia Rodríguez llevaba varios años trabajando y Carlos revela en su testimonio en el velorio que Claudia le había contado la última semana de su vida que debía dejar de trabajar allí este fin de mes (noviembre 2025).