La crisis “feminista” de Boric

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La vocera Camila Vallejos se permitió presentar la incontinencia verbal de Boric como “transparencia y honestidad” y con la escasa expresividad que la caracteriza, se le observó conmovida, ya sea por miedo al desastre o simplemente por la costumbre femenina de justificar a los hombres… Son pródigas las muestras simbólicas y concretas de este círculo de protección feminista a Boric y su gobierno. Cabe recordar que a los 50 años del Golpe cívico militar en Chile (2023) “voceras del feminismo institucional convocaron a una performance” para abrazar y acordonar La Moneda , buscando -al parecer- demostrar que ante la lucha derechista constante por la “alternancia”, ellas defienden al gobierno de Boric.

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X victoria aldunate morales

En este atolladero gobiernista, todo indica que aquello de “amiga yo te creo” no es más que “contenido” de redes sociales acumulando likes y que el gobierno feminista puede lucirse como tal, solo mientras el señalado “violador” no sea un ministro suyo.

Por más que feministas en puestos clave les hayan entregado su discurso, el yo desbordado de sus líderes masculinos se vuelve, ahora, contra ellas.

Una funcionaria del gobierno de Boric denuncia que hace un mes atrás sufrió violación a manos del todopoderoso de la “seguridad”, Manuel Monsalve (ahora ex subsecretario del interior). El desasosiego es evidente y las comunicaciones hegemónicas tanto de oposición como oficialistas, se quejan de “un inadecuado manejo de crisis”.

Se ha leído y oído a contrarios y partidarios bajarle el perfil a la depredación sexual contra mujeres, decir “seducción” y “galanteo”; y a un senador de la Republica, José Miguel Insulza del Partido Socialista, llamar a todo esto: «chisme”.

Muchos muestran sorpresa ante el hecho de que un sujeto del poder pudiera ser un depredador.

Una de las estrategias que se van posicionando en el meta relato comunicacional, es la idea del “consentimiento sexual” reducido a un problema de voluntad individual, configurando una realidad de género horizontal, sin dialéctica ni dominación. Y otra, es la antigua estratagema de declarar a los hombres y acusados, víctimas de complots políticos, aludiendo al principio de inocencia que deja a las denunciantes, en calidad de “mentirosas”.

En un país misógino, devorado por la exigencia capitalista de éxito y ansioso de bienestar occidental, las olas feministas progresistas (hoy erigidas en el poder del estado) fueron convincentes mostrando al movimiento como pechos desnudos y un nicho aspiracional para individuas talentosas. A la larga, su feminismo es “empoderamiento” en el contexto de una ingeniería de la equidad, pero sin cambio estructural y negando a las mujeres como una clase oprimida.

Una «transparencia» turbia

La noticia de la imputación al ex hombre de confianza de Boric, estalló justo el 18 de octubre, a 5 años de la Revuelta Popular, la misma que en la Plaza Dignidad repudió a tomatazo limpio, al ahora presidente. La acusación que se le hace a su ex subsecretario habría sucedido justo en los días en que el presidente chileno se encontraba en la ONU abrazado con Zelenski, y cuestionando la tibieza de las derechas mundiales ante intentos de golpes de estado denunciados por dos potencias controladoras de las inversiones trasnacionales (Brasil y Estados Unidos). La ambigüedad que allí critica, se observa también en su propia actitud hacia esta denuncia de violencia sexual contra una subalterna, por parte de alguien de su gobierno.

¿No merece la misma atención de parte del gobierno feminista la violencia contra las mujeres, ni aunque utilice al feminismo y reciba tanto fondo internacional para sus “programas de género” y sus fundaciones?

Boric dice que no se enteró de nada. No supo que, aunque su hombre de confianza debía atender una conferencia de prensa sobre “el balance de la seguridad pública”, éste no se presentó a trabajar ese lunes 23 de septiembre (justo al otro día de los hechos que se le imputan). No cuestiona que su gobierno le haya concedido al acusado la regalía de tomarse el día para viajar a otra región del país “a explicarle a su familia lo sucedido” ni que –al parecer- aunque no se tratara de un acto oficial, le fuese concedido un transporte oficial.

Al pronunciarse sobre los hechos en un evento en Lampa (RM), acerca de lo que nombran “El Cuidado” (otro meta relato gobiernista proporcionado por el feminismo institucional), decidió responder –ilimitadamente- preguntas de la prensa, declarando entre otras cosas que “denuncia no significa culpabilidad”, que no “toma partido por una versión” y que “no juzga acciones privadas” de personas que “toman más de la cuenta”.

También dijo, que su ex subsecretario le habría confesado que hizo revisar las cámaras del hotel donde sucedieron los hechos, supuestamente “para saber cómo habían llegado allí” él y la denunciante, ya que no se acordaría “de nada”. O sea, el presidente desliza la que ahora es una “nueva teoría del caso”: Monsalve no habría estado consciente de lo acaecido esa noche. Ante la verborrea presidencial, su asesora intentó terminar la ronda de preguntas”, pero el presidente haciendo gala de una pueril soberbia, se negó a viva voz porque, según él, le interesaba que “la ciudadanía pueda volver a confiar en las instituciones”, también para subrayar que la renuncia de Monsalve fue “como debía ser” y que “al gobierno le importan las mujeres”… Y claramente le importan, sí, como una oportunidad política, ya que son justo las mujeres de sus coaliciones, quienes le protegen a él y a sus aliados, digan lo que digan y hagan lo que hagan.

La vocera Camila Vallejos, por ejemplo, se permitió presentar la incontinencia verbal de Boric como “transparencia y honestidad” y con la escasa expresividad que la caracteriza, se le observó conmovida, ya sea por miedo al desastre o simplemente por la costumbre femenina de justificar a los hombres.

De hecho, son pródigas las muestras simbólicas y concretas de este círculo de protección feminista a Boric y su gobierno. Cabe recordar que en los 50 años del Golpe cívico militar en Chile (2023) “voceras del feminismo institucional convocaron a una performance” para abrazar y acordonar La Moneda[1], buscando -al parecer- demostrar que ante la lucha derechista constante por la “alternancia”, ellas defienden al gobierno de Boric.

Dos años antes, en la campaña presidencial 2021, fueron feministas del Frente Amplio quienes se encargaron de colocar paños fríos a un comentario en redes sociales que decía que Boric “era un cerdo» que habría acosado a una compañera del movimiento estudiantil”[2]. Entre esas feministas habría estado la ahora ministra de la mujer, Antonia Orellana, la misma que habría defendido a Boric cuando su partido quiso expulsarlo por haber firmado con la Derecha el “Acuerdo por la Paz y la Nueva Constitución del 15 de noviembre” de 2019. Justotmente aquel acuerdo que sacramentó el fin de la revuelta y al que otras feministas llamamos “acuerdo de pacificación e inacción”[3].

En el caso actual de Monsalve, la ministra Orellana, habiéndose enterado de la denuncia cuando volvía desde una conferencia sobre la Eliminación de la Violencia contra la Mujer en Ginebra, sonó cauta ante la prensa. Habló, en general, sobre las disposiciones del gobierno contra la violencia de género, y no respondió sobre la razón de que pasaran casi tres días desde la denuncia a la renuncia, ni para qué se le dio la oportunidad al ex subsecretario de reivindicarse “inocente” desde el mismo pódium de La Moneda.

En relación a la teoría tan mal hilada por Boric acerca de que Monsalve habría estado inconsciente (demasiado tomado), la noche del 22 de septiembre, ahora está siendo desarrollada por Flavia Torrealba, una miembra del comité político, presidenta del partido Federación Regionalista Verde Social, quien cree que a los hombres “se los condena por ser hombres” y que coloca al denunciado Monsalve como otra “víctima” del caso. Esa teoría de complot contra el denunciado, augura un potencial vuelco en el caso. Torrealba comparó el caso Monsalve con el caso Catrillanca, el comunero mapuche, que de haber sido señalado como terrorista en 2018, se reveló tres años más tarde -en 2021- como una víctima más del Estado chileno. Realmente impresentable el ejemplo de la presidenta del FRVS.

En uno de los países más injustos del mundo, la verborrea ideológica alimenta al espectro político dominante que se aprovecha de las oportunidades que les entregó el feminismo de las olas.


[1] Nunca más la hipocresía del “Nunca Más”, Mafe, Radio Humedales, 4 de septiembre 2023, https://puntadaconhilo.cl/la-hipocresia-del-feminismo-institucional/

[2] La misma mujer que había escrito ese mensaje públicamente, luego relató que Boric fue a pedirle disculpas, y que no quería que Kast usara políticamente sus dichos. Los episodios de acoso sexual expuesto por la víctima databan de 2012 en el movimiento estudiantil. Su mensaje decía: “Es un cerdo que me acosaba cuando trabajé con él”, y en el mensaje «también sostuvo que dejaría de seguir a todos quienes le hicieran campaña a Boric, sobre todo si se declaraban feministas» («La acusación de acoso contra Boric que validaron dos candidatas a diputadas del FA y que desapareció de las redes», Daniela Bas y Florencia Donoso, El Libero,10 de noviembre 2021.

[3] No es acuerdo de Paz, es pacificación, mujeres lesbianas y lesbianas feministas autoconvocadas, autónomas y antirracistas, 18 noviembre 2019,  https://puntadaconhilo.cl/no-es-acuerdo-de-paz-es-pacificacion/