Paraguay: Estado infanticida y la guerra contra las niñas
Aparición Ya de Carmen Elizabeth Oviedo Villalba, niña de 14 años
Habla su mamá, Carmen Villalba, presa política en la Cárcel de Buen Pastor
X Claudia Korol
El 30 de noviembre de 2020 desapareció Carmen Elizabeth Oviedo Villalba, hija de dos presos políticos del Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP), Carmen Villalba y Alcides Oviedo. Esta desaparición se produjo en el contexto de un operativo militar realizado por las Fuerzas de Tarea Conjuntas (FTC) en la zona de Amambay, donde habían sido ejecutadas las niñas argentinas Lilian y María Carmen Villalba el 2 de septiembre pasado.
Quien dio la información fue su tía Laura Villalba, hermana de Carmen y mamá de María Carmen, después de ser detenida el 23 de diciembre por las FTC, y colocada como prisionera en un cuartel militar.
La persecución de las niñas como estrategia de guerra
Cuando asesinaron a las niñas Lilian y María Carmen, la información fue publicada en su cuenta de twitter por el presidente de Paraguay Mario Abdo Benítez. El experto en marketing político anunció que mediante un “operativo exitoso” habían abatido a dos integrantes del Ejército del Pueblo Paraguayo (EPP). Las peligrosas “guerrilleras abatidas” resultaron ser las niñas de 11 años, sobrinas de Carmen Villalba, quien se encuentra presa en la Cárcel de Buen Pastor desde el 6 de julio del 2003.
Las niñas -de nacionalidad argentina- habían viajado a Paraguay desde Puerto Rico, Misiones, donde vivían, para conocer a sus padres, integrantes del grupo guerrillero EPP (Ejército del Pueblo Paraguayo). También había viajado para visitar a su madre presa, Carmen Elizabeth Oviedo Villalba, de 14 años, junto a su tía Laura Villalba, mamá de una de las niñas asesinadas, María Carmen, y hermana de Carmen. Estando en Paraguay se declaró la pandemia y se cerraron las fronteras, por lo cual no pudieron regresar a la Argentina. Myrian Villalba, mamá de Lilian -la otra niña asesinada-, denunció el crimen desde Argentina, y fue judicializada en Paraguay, debido a lo cual no puede volver al país para encarar en su carácter de familiar y de abogada, las acciones necesarias para el logro de la justicia.
Cuando detuvieron a Laura Villalba, ella estaba buscando desesperadamente a Carmen Elizabeth Oviedo Villalba (conocida en la familia como Lichita). Sabiendo lo sucedido con su hija María Carmen, y con su sobrina Lilian –la autopsia constató que las niñas fueron torturadas y violadas brutalmente antes de ser asesinadas- Laura realizaba la búsqueda de Carmen, de 14 años, con lógica angustia.
Es evidente que la estrategia del narcoestado infanticida de Paraguay es ensañarse con las niñas, hijas de los militantes del EPP, convirtiéndolos en un objetivo militar. También persiguen a mujeres como Laura, que no es parte de la organización guerrillera, sino que estaba dedicada a cuidar a las niñas durante su vida en Argentina. Ser niñas, o cumplir el rol de maternar, es un hecho peligroso en Paraguay.
El 26 de diciembre se realizó una Conferencia de Prensa, en la que participaron entre otras personalidades Nora Cortiñas (Madre de Plaza de Mayo Línea Fundadora), Pablo Pimental (APDH La Matanza), Cecilia Rodríguez (Equipo Misionero de Derechos Humanos, Justicia y Género), Laura Tafettani, Gustavo Franquet, Gabriela Conder, Carolina Alac (Gremial de Abogados/as de Argentina), María Laura Bretal (Colectiva Feminista Las Azucenas, Feministas del Abya Yala), Analía Rivadera (Pañuelos en Rebeldía), Claudio Salvador (MEDH Misiones), la Asociación de Ex Detenidos Desaparecidos de Argentina, e integrantes de organizaciones de derechos humanos, feministas, movimientos políticos y sociales de Argentina y Paraguay. Participó también una delegación del Tribunal Ético Popular Feminista, que realizó el 14 de noviembre del 2020, para denunciar precisamente el crimen de las niñas Lilian y María Carmen.
En la Conferencia de Prensa integrantes de la Campaña #EranNiñas, informaron que se exigiría que el estado paraguayo de respuesta urgente a la demanda de aparición con vida de Carmen Elizabeth Oviedo Villalba, libertad para Laura Villalba, justicia para las niñas Lilian y María Carmen, y el cese de la persecución a la familia Villalba. Se indicó también que se enviaría una carta al presidente argentino Alberto Fernández, quien tiene programado un viaje de negocios a Paraguay para solicitar que haga una demanda de informes por las niñas asesinadas y la niña desaparecida, y pedir que no se realicen negocios mientras estas violaciones a los derechos humanos no sean resueltas.
En el contexto de numerosas acciones que se realizarán en este final de año, establecimos contacto con Carmen Villalba, quien a pesar del tremendo dolor nos hizo llegar su mensaje con entereza y dignidad. Compartimos acá fragmentos de su mensaje, que transcribimos completo en el Facebook de Feministas del Abya Yala:
Que aparezca Lichita
“Quiero fundamentalmente que aparezca mi hija. Quiero que aparezca Lichita. Es una niña que merece que se le respete su adolescencia, que se le respete su vida. El Estado paraguayo, aunque se llena la boca diciendo que respetan los derechos de los niños, de las niñas, demuestra con creces que se ensaña con las niñas. Nosotros sentimos en nuestra propia piel, en nuestro propio cuerpo, en nuestra propia realidad, que nuestras niñas no son respetadas. Tenemos el caso de Lilian y de María Carmen.
El Estado hasta ahora cierra todas las puertas a la petición de la familia a conocer qué sucedió y cómo. La familia ni siquiera tiene acceso al expediente. No es reconocida la calidad de víctima de las madres. De hecho recrudece la persecución, el hostigamiento, aunque ahora abiertamente se han conocido expresiones de jefes militares que dicen que lo que buscan es la eliminación de mis hermanas, de mis hermanos, de nuestros hijos e hijas. El Estado se llena la boca con respetar los derechos del niño, y aquí tenemos un caso de desaparición forzosa de Carmen Elizabeth, una niña de 14 años que está en poder de ellos, en poder de las fuerzas militares, en poder del mismo Estado que el 2 de septiembre capturó, torturó y ejecutó a las 2 niñas en Yby Yaú”.
Laura Villalba, presa en una cárcel militar
El ensañamiento con la familia Villalba ha llevado al Estado Paraguayo a cruzar límites de todo tipo, retrotrayéndose a las peores prácticas de las dictaduras fascistas del continente. No hay que olvidar que el actual presidente, Mario Abdo Martínez (h), hijo de quien fue secretario del dictador Alfredo Stroessner, terminó sus estudios secundarios en Estados Unidos en 1989, y luego se recibió de Licenciado en Marketing Político en la Post University. Es también Sub-Teniente de Aviación de Reserva, nombrado por el Comando de Aeronáutica como Paracaidista militar. Es decir, es un hombre de las Fuerzas Armadas paraguayas, preparado en Estados Unidos. No llama la atención entonces que maneje las comunicaciones a través de las mentiras, el sensacionalismo, la hipocresía, intentando disfrazar como triunfos militares los crímenes o la captura de niñas, o de las mujeres que las criaban, repitiendo sin creatividad las lógicas colombianas de los “falsos poitivos”.
Continúa Carmen Villalba: “Una manifestación clara del recrudecimiento de la persecución del Estado paraguayo en contra de mis hermanas, de mi familia, es la detención de Laura Villalba, quien fue remitida a una cárcel militar. No conozco registro de que en tiempos de la dictadura las presas políticas hayan sido llevadas a un cuartel militar, sin embargo, hoy eso se está produciendo. En la cárcel de Viñas Cué no existe una mujer presa. Ella es la única mujer presa que está ahora en ese lugar aislada. Es una forma de recrudecer el aislamiento, la prisión de una mujer, de una madre que hace 3 meses perdió a una de sus hijas y a la cual el Estado le negó el derecho de saber qué pasó y ahora se está ensañando con ella”.
Cuesta seguir la zaga de dolores que lleva en el cuerpo Carmen, con cicatrices antiguas y nuevas. Su palabra sin embargo tiene una contenida serenidad. “Laura es una mujer campesina, que tuvo que huir de su país, porque eso es lo que mi familia, mis hermanas, mi madre, mis hijas, mi sobrino, mis sobrinas, fueron obligadas a hacer. Tuvieron que dejar su patria hace 11 años e instalarse en Misiones, Argentina. Pero como se dificulta olvidar las raíces al tener familiares en Paraguay, a pesar de los riesgos, a pesar de las dificultades, a pesar de la distancia, ellas seguían viniendo cada tanto. Cada vez se ensañan más en contra de ella. Yo conozco muy bien esa situación de aislamiento a la cual es sometida una mujer. Yo estuve en un cuartel policial tres años. Es un aislamiento absoluto, no se tiene derecho a nada, a ninguna actividad, sea de estudio, de recreación, de trabajo, lo que normalmente se habitúa a hacer en las cárceles. Eso se nos está negado en estas condiciones de prisión, dentro de la estructura militar o dentro de la estructura policial. Eso también imposibilita la asistencia que puedan hacer los familiares hacia nosotras. Por ejemplo, Myrian, que es una de mis hermanas y que era mi abogada. “Era” digo, porque hoy en día ella no puede venir a Paraguay por el hecho de que es una de las mamás de las niñas ejecutadas. Ella ya no puede regresar. Si regresa va a ser detenida. Actualmente el Estado paraguayo se arroga la libertad de torturar, matar, perseguir, extrajudicialmente podríamos hablar, en contra de lo que ellos consideran “enemigo interno”, en este caso, el EPP. Pero lo que pasa es que dentro de ese contexto, dentro de lo que ellos llaman “enemigo interno”, meten a la familia, a las niñas, a los niños. No se centran solamente hacia los combatientes, sino que buscan sus familias, sus hijos y niños muy chicos”.
Carmen atravesada por el dolor, piensa en en su hermana, una mujer que en pleno duelo por el crimen de su hija, y en la desesperación por la desaparición de su sobrina, fue arrestada en una cárcel militar: “Laura debe estar -yo me imagino, no sé todavía sus condiciones de prisión- en aislamiento absoluto. Ni lo más básico debe tener, porque se nos dificulta muchísimo la asistencia, la estamos haciendo por medio de las abogadas. El Estado opera de esa forma. Cuando dice “Laura tiene esto, esto, esto en su contra”, no se preocupa en presentar elementos objetivos que la vinculen con esas acusaciones. Y es que no hay elementos, pero ellos adjudican y para eso tienen los medios, las grandes corporaciones hegemónicas en Paraguay que actúan en consonancia con el discurso del gobierno. Así es como que ella se encuentra de alguna forma subsumida o devorada por esa maquinaria militar, mediática, judicial y con los cargos que le imputan, tendrá más o menos como 30 años de condena a cuestas”.
Laura Villalba se encuentra detenida, acusada de ser un «elemento logístico» fundamental para la «organización terrorista» del EPP, siendo que hasta el año pasado llevaba más de diez años viviendo en Argentina con su familia. Aquí han nacido y aquí viven todos sus hijitos. Relata Carmen: “Ella venía en moto, no es que ella fue detenida en el monte. Y venía con ropa normal. No venía con uniforme, no venía con las armas que después presentan y dicen que tenía. Con esos elementos que después fueron cargando ¿quién va a discutirles? El juez, es el juez antiterrorista, el fiscal es fiscal antiterrorista. Ellos formaron un frente donde están cooptadas todas las instituciones, y operan como un todo en una idea, en una posición común. La jueza dijo que decretaba la prisión de Laura en un cuartel militar porque ella estaba procesada por terrorismo”.
Aparición forzada de Carmen Elizabeth
Carmen habla también de la desaparición de Lichita, su hija. “Estoy tratando desde acá, desde la prisión, de recabar información, pero esto no solamente se dificulta por el hecho que yo estoy en prisión, sino que a toda mi familia se le dificulta. Hay toda una estructura estatal, militar, policial, judicial que actúa como en una cacería, tratando de cazar a quienes ellos denominan “enemigos de la sociedad”. En esa categoría ya no interesa si es niña, si es niño, no interesa si está o no vinculado, porque son hijos, porque son sobrinos, porque hay simpatía. Eso ya es suficiente para que sea no solamente acusado sino judicializado. Ahora podemos decir judicializado en el mejor de los casos, porque yo no sé cuál es el destino de mi hija, no sé de ella. Algunas informaciones indican que fue llevada por personas de civil, otras dicen que fue llevada por militares con uniforme. Por el manejo de los militares y la policía de esa zona, es difícil que ella haya salido y no haya sido interceptada o capturada por los militares, por las fuerzas de tareas conjuntas. Sobre todo porque ella dejó su diario, su agua. Todo indica que estaba en ese lugar donde se quedó a esperar a su tía, y de repente escuchó algo o vio algo y se asustó, corrió y no tuvo tiempo de llevar sus pequeñas cositas; o fue capturada y llevada. No tengo certeza de qué pudo haber pasado con ella, pero todos los elementos hacen pensar que está en manos de las fuerzas militares instaladas en la zona.
La histórica persecución a la familia
Varios de los hermanos Villalba están integrados al EPP, y la forma en que los ataca el gobierno es perseguir a la familia. Prosigue Carmen: “Como dice actualmente el vicepresidente- “hay que liquidarles a todos”. Ése es el lenguaje que conocen y que manejan. Existe una cultura en Paraguay de una clase oligárquica que se siente propietaria del Estado y de sus ciudadanos. Es como una corporación privada que corresponde a un pequeño sector de la oligarquía paraguaya y los partidos tradicionales y algunos partiditos burgueses que están bien instalados en el Parlamento. Entonces el único pensamiento -si es que se le puede llamar un pensamiento al del Partido Colorado, es el pensamiento del capital, es la imposición de la propiedad privada en Paraguay para un pequeño grupo. Porque hay que tener en cuenta que la economía paraguaya se sustenta en la explotación de la tierra, en la economía extractivista. Con el avance de la agricultura capitalista, de los commodities, los campesinos son desplazados, despojados de sus tierras, lo que va formando una capa bastante poderosa de pobres y de miserables alrededor de las ciudades. Eso fue creando las condiciones objetivas para que vaya surgiendo la necesidad de constituir una autodefensa y una resistencia en un sector del pueblo pobre, sobre todo del campesinado pobre. En ese contexto se encuentran mi hermano Osvaldo, mi hermana Liliana, que muy jóvenes se habían integrado a Patria Libre. Ninguno de los dos alcanza los 40 actualmente. Hace como 15 años que están en el monte alzados en armas. Esa forma de lucha, esa resistencia, esa necesidad que fue encontrando un sector del campesinado pobre tiene como respuesta la violencia implacable del Estado.
Yo llevo 29 años desde mi incorporación a Patria Libre. Estando presa se articula el EPP. Entonces en ese contexto también, muchos familiares nuestros son golpeados. Es una forma de romper la voluntad de lucha, una forma de decir “aquí no se permite la idea diferente, la lucha diferente, todos los que quieran de alguna forma permanecer aquí, tienen que estar alineados al Partido Colorado o al Partido Liberal, o al simulacro de democracia que tiene Paraguay”. Porque ése es el otro punto importante a tocar: Paraguay viene de 35 años de dictadura, que yo no le llamaría dictadura stronista, le llamaría dictadura sostenida y afianzada a través del Partido Colorado y las fuerzas militares, una alianza entre el Partido Colorado y las fuerzas militares que pone como cabeza política visible a Stroessner.
Toda la familia sufrió una gran violencia. Yo tengo un hijo varón que fue asesinado en el 2010, cuando tenía 12 años. Ya en ese tiempo mi familia había salido de la zona. Mi familia estaba asentada en el pueblo de Concepción donde nosotros nacimos, crecimos, nos criamos. Mi mamá anciana con mis hermanas, mis hijas, mi hijo, mis sobrinas, mis sobrinos, tuvieron que salir de la zona por el permanente hostigamiento: disparos sobre las casas, allanamientos legales y allanamientos ilegales permanentes, detenciones por horas, por días de mis hermanas, de mis hermanos, hostigamiento hacia los niños. Entonces no encontraron otra opción que salir de la zona. Ahí buscan otro territorio y fueron al lado argentino. Allí es donde mi hijo muere, en circunstancias muy extrañas porque hasta hoy en día no puedo saber de qué manera murió. No hubo posibilidad de investigar familiarmente, y obviamente las instituciones no lo hicieron tampoco. Mi hijo era un niño muy sano, tenía 12 años, casi nunca se enfermaba. Él muere rociado por algún elemento tóxico, muere intoxicado. De la nada muere por causas que no fueron esclarecidas. Lo concreto que tenemos es que el médico que le hizo la autopsia, había dicho que era rara la composición que tenía el cuerpo y los elementos que fueron hallados en su cuerpo no eran acordes al diagnóstico de un niño de la edad de él.
Mi familia, mi mamá, mis hermanas tuvieron que instalarse en Puerto Rico, Misiones. Están ahí hace 11 años. Todos los niños estudian ahí, vivían ahí. Obviamente que cada tanto mis hijas venían acá junto a mí. Corrían el riesgo, pero de repente el afecto es grande entre nosotros. Nunca rompimos ese lazo espiritual afectivo que nos tenemos. Eso hizo que ellas siempre tengan que venir por acá y en una forma arriesgaron y arriesgan. Actualmente a mí ya se me cerró toda esa posibilidad de ver a mis hijas, a mis hermanas, a mi mamá, por las condiciones actuales en que están ahora. Ninguna puede venir más.
Es muy doloroso. Por eso digo a los compañeros y compañeras de otras organizaciones, que podrán o no estar de acuerdo con posturas nuestras, pero siempre debe estar en nosotros, los revolucionarios, la posibilidad del diálogo. Personalmente, a pesar de la inmensa dificultad que tenemos, a pesar del dolor profundo que cargamos, a pesar del elevado costo que tenemos que pagar y que pagamos, creemos en una sociedad diferente. No creo que el ser humano haya nacido pensando como una mercancía. Esa mercancía empezó a imponérsele en su forma de pensamiento y en su forma de relaciones, por las condiciones que erige el capitalismo como relaciones de producción.
Yo creo que eso significa creer en el ser humano, creer en la humanidad del ser humano, pero un ser humano de clase, del proletariado, de nuestra clase como clase obrera. Personalmente sigo creyendo en una sociedad diferente, en una sociedad con justicia social. Y creo que con la edad que voy teniendo, con la experiencia de lucha, con los dolores que cargo, difícilmente ya cambie de idea. Llevo 29 años como militante, 18 años en prisión. El año que viene cumplo completamente mi condena, debería de recuperar mi libertad, pero tengo en este contexto, lo único que buscan es prolongar mi estadía en prisión, buscan de abrirme otros procesos para que no pueda recobrar mi libertad. Estoy dispuesta a asumir la cuota de sacrificio, como dice Fidel Castro. La cuota de sacrificio, como hija de este pueblo luchador, la vengo asumiendo.
Nosotros somos parte de este pueblo, amamos profundamente a nuestro pueblo, a nuestra clase, y nuestro esfuerzo, nuestra entrega, es por este pueblo. Somos parte del campo popular. Somos parte de la militancia de izquierda y comunista en Paraguay.