24 E. Paro general en Argentina: Sobre el amor y el espanto
El contexto económico de Argentina es un polvorín: tras el 25% de inflación mensual de diciembre que afectó principalmente a alimentos y combustible, se presume una cifra similar o mayor para el mes de Febrero. Para que se entienda el alcance de la estampida inflacionaria, y la masividad de las movilizaciones de este 24 de enero, el boleto mínimo de viaje que en la ciudad costaba $50 pesos en noviembre y sale hoy $85, aumentaría a $270 a partir de Febrero. Por el momento una medida cautelar de la justicia suspende el aumento por pocos días.
X Miriam Djeordjian
Miles, muchxs miles, un montón… en la ciudad de Buenos Aires y en el interior de Argentina también. Un millón y medio de personas movilizadas en todo el país según el estimado por la Confederación General del Trabajo (CGT). El paro general y la movilización se convocó: a) contra el Decreto de Necesidad y Urgencia DNU 70/23 que pretende modificar 300 leyes de un plumazo sin la intervención del poder Legislativo; b) contra la llamada ley Ómnibus, proyecto que contiene 664 artículos que suman más reformas en el Estado y desregulaciones afectando áreas tan amplias como cultura, economía, educación, seguridad, salud, producción, estructura del Estado, etc.; y c) contra el Protocolo “Antipiquetes”, que habilita a los uniformados a reprimir la protesta social que con estos paquetes serían inevitables.
Uno de los cantos que se escuchó reza: Unidad, de los trabajadores, y al que no le gusta, se jode, se jode! Como dice Jorge Luis Borges, “no nos une el amor, sino el espanto…”
Aunque la prensa hegemónica solo mencionó a CGT como convocante fueron también las otras dos centrales sindicales quienes llamaron a la movilización además de un amplio arco de organizaciones sociales, culturales, ambientales, feministas, piqueteras, de la economía popular. De hecho, fue la presión del conjunto de organizaciones diversas que, tras la primer manifestación contra el carácter neoliberal del gobierno entrante a sus diez días de gobierno presionó a que la CGT se despertara de su complaciente hibernación, al salir a las calles en conmemoración del argentinazo y desafiando las amenazas de represión.
Desde las 10 de la mañana, en Buenos Aires la convocatoria de Encuentro Memoria, Verdad y Justicia, un espacio unitario e independiente de todo gobierno y del Estado, fue acompañada por trabajadorxs nucleados en Unidos x la Cultura (cine, teatro, danza, música, bibliotecas populares, medios alternativos), sindicatos independientes, organizaciones piqueteras que con sus comedores y ollas populares son la primer línea de contención a la crisis, jubilados que ven peligrar el Fondo de Garantía y Sustentabilidad que recuperó el dinero tras lo años menemistas en que se privatizaron los aportes; gremios de docentes independientes, feministas no kirchneristas como la Campaña por el Derecho al Aborto, sectores de la educación popular como Pañuelos en Rebeldía, la Autoconvocatoria por la suspensión del pago e investigación de la deuda, articulaciones socioambientales como Basta de Falsas Soluciones (BFS) denunciando el saqueo extractivista que acompaña las estafas financieras, y partidos de izquierda, asambleas vecinales que resurgen, entre muchas organizaciones más.
Llegando el mediodía se hizo sentir la masividad del aparato sindical vinculado a la CGT (construcción, metalúrgicos, ferroviarios, camioneros, aeronáuticos entre muchos) y los movimientos ligados al kirchnerismo, que por las arterias principales y por las laterales desbordaron la capacidad misma de la Plaza de los Dos Congresos. “Traigan al gorila de Milei, para que vea, que este pueblo no cambia de ideas lleva las banderas de Evita y Perón”.
La burocracia sindical se despertó, porque le han tocado sus negocios: las obras sociales, y la amenaza de volver a poner impuestos al salario. Durante el acto salieron a reclamar: “Pónganles retenciones a las mineras pero no a los trabajadores”. Pero también despertó porque se disputa el liderazgo peronista, no por la defensa de trabajadores, que durante siete años vieron perder adquisitivo. No. Sino porque es un tiempo de reacomodos y despliegue de fuerzas para mostrar lo que hay. Después de todo, la conciliación de clases debe liderarla alguien. ¿O no? ¿Quienes van a negociar el nuevo orden con Milei?
Muchas banderas celestes y blancas, con discursos soberanamente patriotas señalan a Milei como un entregador. La patria no se vende! La patria se defiende! – gritan proponiéndose salvadores.
Y en esa línea patriótica, invocar a Perón y Evita siempre es necesario… hasta para este sindicalismo dormido y panzón, que dice hoy que “un peronista no puede votar la privatización de YPF…” olvidando, claro, que en 1992 fue otro peronista, Carlos Menem, (que también usaba la foto de Perón y Evita) quien lo privatizó todo, incluido YPF. Deberían decir: no se puede privatizar “del todo”, porque el 49% ya está privatizada.
Por las calles céntricas de Buenos Aires hubo también presencia de la Policía Federal, con desfile de motorizados y robocops. A pesar de algunos intentos de provocación quedaron muy en minoría frente a la masividad de la concentración.
Nadie habla de los que no fueron pero que hubieran ido. Ya sea porque las amenazas del gobierno hicieron mella en un sector muy precarizado y menos organizado que prefirió no asistir por temor a perder lo poco que reciben como ayuda social; o ya sea porque laburan igual y no movilizan pero posibilitan que otros puedan estar, al cuidar niñeces o personas mayores. Siempre es un debate qué pasa con los trabajos de cuidados, enfermería, salud, de los muchos que adhieren pero no movilizan.
Más allá de los números, con las medidas del nuevo gobierno se pateó el tablero y se están reconfigurando las alianzas y nuevos actores. Milei está logrando unir, por el espanto mismo, a miles diciendo NO a sus políticas de ajuste y la avanzada del saqueo. De la misma forma, en el Congreso, también el espanto unificó a la derecha: desde la confesional y conservadora hasta la tecnócrata neoliberal, se unen para ver si logran su migaja en la avanzada imperial que pretende el ejecutivo.
Con el mega Decreto de Necesidad y Urgencia, que rige desde el 29 de Diciembre, el presidente ya detonó una bomba de tiempo que irá explotando en distintos ámbitos en los meses venideros, y que podrá imponer sus arbitrariedades, a pesar de su inconstitucionalidad. Para su instrumentalización efectiva, depende además de los artículos complementarios que llegan en la ley “Bases para la Reconstrucción de la Economía Argentina”, bautizada como Ley Ómnibus.
En el texto de esta ley, (rebautizada por la izquierda como Ley Tren Fantasma) se busca declarar emergencia pública y con ella se pretende que el Poder Ejecutivo nacional tenga facultad de legislar (algo prohibido por la constitución salvo en momentos excepcionales) es decir, suprimir al Congreso en su función legislativa, en algo así como una suma del poder público. Esta es la cláusula tramposa de la ley, porque garantiza que lo que se le modifique a la ley ómnibus, podría mediante esta facultad legislativa del ejecutivo, sacarla igual a su antojo. Sería el suicidio mismo del Congreso ante un presidente con superpoderes.
De ahí en más, una caravana de atropellos a la salud pública, la educación, la seguridad previsional y el trabajo, la producción local, el ambiente, los derechos de protección social, y el recrudecimiento de las funciones represivas del estado. Todo va en la misma línea del discurso que el 17 de enero dio Milei en el Foro Económico Mundial de Davos, donde negó que exista desigualdad entre hombres y mujeres, negó otra vez el cambio climático y la responsabilidad del modelo productivo en los impactos socioambientales, señalando al ambientalismo y al socialismo como “enemigos para que el capitalismo genere bienestar”.
Sobre el Protocolo Antipiquetes, resultó curioso lo sucedido en el Puente Pueyrredón, el principal acceso desde el sur a la ciudad, cuando una columna de 30000 manifestantes se dirigía rumbo a la plaza: fue la misma Gendarmería Nacional que bloqueó el puente para evitar que ingresaran a la ciudad. Por este hecho ya existe una denuncia ante la justicia. En los hechos, el protocolo no tiene vigencia y ha sido una bomba de humo superada por la misma realidad.
El contexto económico de Argentina es un polvorín: tras el 25% de inflación mensual de diciembre que afectó principalmente a alimentos y combustible, se presume una cifra similar o mayor para el mes de Febrero. Para que se entienda el alcance de la estampida inflacionaria, y la masividad de las movilizaciones de este 24 de enero, el boleto mínimo de viaje que en la ciudad costaba $50 pesos en noviembre y sale hoy $85, aumentaría a $270 a partir de Febrero. Por el momento una medida cautelar de la justicia suspende el aumento por pocos días.
Pero vienen otros impactos al bolsillo como los de las prestaciones de salud que ya aumentaron 40% en enero, prevén otro aumento del 36% para febrero, y otro para marzo. En el caso de la energía se calculan aumentos de la electricidad del 125% y de gas cercanos al 200%, pero además liberados para aumentar según el índice de inflación. Se podría seguir hablando del aumento del costo de alimentos básicos, del calzado, la ropa, útiles escolares para el año que inicia, etc… La motosierra que Milei presentó siendo candidato para recortar a la casta, se evidencia como ajuste bestial para las mayorías.
Menos inmediato pero con efectos más devastadores, son los cambios que se pretenden desactivando las líneas de apoyo contra la violencia a las mujeres, o con la reforma a la ley de tierras, el código minero, la derogación de leyes ambientales para flexibilizar el avance del capital sobre los territorios, las aguas y las semillas.
¿Cuánto puede durar el hechizo inicial de sus votantes con este nivel de aumentos, con salarios congelados, con pérdidas de empleos y quiebres de empresas y destruyendo derechos ya adquiridos?
Este 24 de enero hubo montón de gente movilizada en Argentina. Sí. Aparatos sindicales, partidarios y también organizaciones de todo el arco social, y personas con necesidad de expresar su preocupación también. Para algunxs, “las sociedades se transforman con diálogo y consenso”, aún con aquellos que trampean la ley y violentan los acuerdos para tener la suma del poder público y se perfilan como dictadores. Para ellos, conciliar es un modo de disputar poder. Para nosotrxs, es por fuera de la lógica de los músculos, los números y los aparatos, que las sociedades se transforman construyendo otros modos de relación, otras formas de producir, de educar, de gestionar. No nos asusta la ruptura ni la lucha de clases, ni evidenciando las prepotencias patriarcales en las relaciones y con la naturaleza. Es estando en la calles acuerpando la defensa de derechos adquiridos y luchando por nuevas lógicas como se construye poder… sobretodo porque nos une el amor a la vida… y no el espanto.