Genealogía del pensamiento feminista autónomo y radical en Latinoamérica y el Caribe, desde 1993 a 2014
Sin duda el género ha sido un instrumento de cooptación de la historia de las mujeres y del mismo feminismo. La incorporación del género a los estudios de las mujeres, ha significado la pérdida de rebeldía y transformación en las investigaciones y nuestra historia. Nos ha costado el silencio de la voz de las mujeres. El género incorpora en sus estudios a la masculinidad116, dejando en segundo plano las condiciones de opresión sobre el cuerpo de las mujeres. Nuevamente se repite la historia de nuestros fracasos. Quizás deberíamos preguntarnos ¿por qué aumentan las políticas de género, a la par que aumenta la violencia hacia las mujeres?

X Mariana Gabriela Villaverde (Tesis)
Esta es la tesis de la feminista autónoma Mariana Villaverde de Argentina hecha desde México, D.F. y enrregada el 10 de diciembre de 2014. Ella entrevistó diversas fuentes feministas autónomas de nuestro continente y tuvo especial dedicación en reflexionar desde su pensamiento feminista de ese momento para hilar esta genealogía, imprescindible en la memoria de los feminismos actuales.
La publicamos acá con la autorización de su autora. Lo que colocamos en primera lectura (entre comillas) son solo extractos. Si ustedes van al enlace al final podrán conocerla en profundidad, leer y reflexionar sobre nuestra genealogía (puntada con hilo)

«Considero que existen cuatro momentos históricos necesarios a investigar en la genealogía del pensamiento radical autónomo. La primera de 1993 a 1996, a partir del VI Encuentro en Costa de Sol, El Salvador, la cual ha sido clave para el posicionamiento político del movimiento a partir de la aparición de Cómplices como corriente autónoma radical. Soy consciente que ha habido otros colectivos autónomos y/o radicales cuestionadores del contexto o afines a las críticas, desde la segunda oleada a partir de los setenta, pero el propósito aquí es develar cuál fue el contenido que Cómplices y otros colectivos que vendrán después le han dado a la autonomía en los años noventa. El segundo, con el Encuentro de Cartagena, Chile en 1996, donde además de Cómplices ya aparecen otros colectivos de la corriente autónoma como Mujeres Creando de Bolivia, ATEM (Asociación de Trabajo y Estudio de la Mujer) de Argentina, Las Chinchetas de República Dominicana, y otras independientes. Además profundizaré en las publicaciones teóricas difundidas en esa época. El tercer momento será con el I Encuentro Autónomo Latinoamericano en Sorata, Bolivia en 1998, con la ruptura de Cómplices con Mujeres Creando, analizaré sus debates y planteamientos en torno a la autonomía. Finalmente, en el cuarto llego al Movimiento de Mujeres Rebelde del Afuera de Santiago de Chile, grupo feminista radical que actualmente sigue las prácticas e ideas del feminismo radical y autónomo, el cual se posiciona desde un lugar político definido diferente a la autonomía de los noventa».
«Vargas complejiza las contradicciones en las que se encuentra la autonomía como práctica política. Ésta postura está en estrecha relación con la tercera posición que surge en el VII Encuentro en Cartagena, en 1996, frente a la corriente institucional y autónoma, donde se cuestiona a la autonomía, con el fin de romper lógicas dicotómicas que tienen historia en el movimiento feminista39. Este taller se llamó “Ni las unas, ni otras”, o las NI NIS, que debatieron sobre el significado de la autonomía, diciendo lo siguiente:
-La autonomía no pasa necesariamente por tener o no financiamiento;
-No significa no tener un proyecto político ideológico;
-No es satanizar a las instituciones;
-La autonomía es también la capacidad de comprometerse con nuestras reivindicaciones y necesidades como mujeres;
-Un proceso personal para la toma de decisiones pero también de expresiones colectivas;
-Un medio de ganar espacios desde los cuales transformar la realidad de las mujeres y elaborar propuestas de cambio para la sociedad en su conjunto (citado en Olea-Mauleón, 1998, 226)…»
«… Estas discusiones van a ser la base para lo que posteriormente cada grupo de la corriente autónoma radical entenderá como espacio para hacer política. Mientras Pisano sigue con un movimiento pensante y autónomo de mujeres en Chile, Galindo se sumerge en la política queer neoliberal en alianza con el movimiento de transexuales en Bolivia»…»…
«… A partir de estos debates, surge la discusión sobre qué se entiende como movimiento social feminista, y quiénes se consideran representadas por un único movimiento. Será un punto axial de la ruptura política entre Mujeres Creando y Cómplices. María Galindo (1997, 66) sostiene que el feminismo autónomo es un movimiento social de contestación radical. En cambio, Cómplices consideran que no se puede hablar de movimiento, sino de corrientes políticas dentro de un mismo movimiento, corriente autónomo y corriente institucional. (Franulic y Pisano, 2009, 431)Lo que Galindo critica de Cómplices, es considerarlas la única corriente autónoma “válida”43, ya que cuando define la autonomía como “contenedor de corrientes de pensamiento y contenedor fundamentalmente de identidades”, propone la existencia de un movimiento autónomo feminista que abarque ambas corrientes, separado del movimiento feminista latinoamericano teniendo como representantes a la corriente institucional. Galindo se aproxima al pensamiento posmoderno de la política de identidades dentro de un contenedor multidiverso…»…
«…Espinosa dice que la autonomía tiene “orígenes múltiples”, con esto no hace otra cosa que borrar toda la genealogía de mujeres pensantes que le precedieron. Decir que las autonomías pueden ser “muchas”, es negar la existencia de una historia propuesta por mujeres concretas con un origen delimitado en el tiempo y espacio. Luego finaliza, posicionada desde la lógica posmoderna queer, cuestionando la categoría de mujeres. Con esto queda más que claro su voluntad de olvido y desconocimiento de la historia de las mujeres»
«…Una de las críticas que harán en este documento será al mujerismo, como un fantasma que recorre el feminismo (1987, 57). Si bien comparto que caer en esto “implica crear ghettos de mujeres asfixiantes donde la autocomplacencia frena la crítica y el desarrollo, lo que impide la confrontación con otras mujeres, con otras ideas, con otros feminismos” (1987, 58); pongo en duda por qué rechazar tan ferozmente la palabra mujer como algo esencialista».
«…hechos significativos que desencadenarán la ruptura del movimiento feminista. En primer lugar, se produce el anuncio de Virginia Vargas como representante de las ONGs de América Latina59 para la IV Conferencia de las Naciones Unidas. Esta designación no había sido discutida dentro del movimiento feminista, y Vargas tampoco quiso discutirla en el Encuentro (Franulic y Pisano, 2009, 351).Otro de los hechos significativos que dejará explícita la necesidad política de cuestionar la entrada de Naciones Unidas en el movimiento, fue cuando una pareja de feministas radicales, Miriam Botassi- brasileña líder del movimiento lésbico- y Ann Puntchnorteamericana, radicada en Brasil-, denuncian la oscura procedencia del financiamiento para Beijing, sede de la IV Conferencia Mundial de las Naciones Unidas sobre la Mujer, que se llevaría a cabo en 1995 y a la que asistió la mayor parte del mundo feminista. Uno de los hechos más escandalosos que Botassi y Puntch cuestionan es la injerencia de la Agencia de los Estados Unidos para el Desarrollo Internacional (USAID) en la Conferencia de las Naciones Unidas. La agencia había apoyado golpes militares en América Latina y programas de esterilización forzada en Brasil y Colombia (Franulic y Pisano, 2009, 351)»…
«…Luego Lidid hace un análisis interesante en torno al concepto de marginalidad integrada al sistema, haciendo referencia a la institucionalización del movimiento feminista. Dice que la marginación es otro de los mecanismos de control y desmovilización, siempre y cuando esta sea integrada al sistema, ya que la marginalidad desintegrada no es funcional y es incontrolable. La marginación, a la que se refiere, está marcada por el control del sector marginado, control que se realiza a través de una cierta integración al menor costo y con el mínimo de beneficios sociales. Explica lo siguiente: “La marginalidad institucionalizada es funcional al reciclaje del sistema ya que el marginal institucionalizado siempre está esperando gozar de más beneficios si se esfuerza más” (1997, 37).
…Luego, Cómplices se deslindan políticamente del Encuentro, dejándolo expresado en una declaración. En ella reafirman la separación hacia la Comisión Organizadora: Mujeres Creando, por tergiversar las intervenciones, por no cumplir los acuerdos que se han hecho de forma privada en la organización del Encuentro, por descalificaciones, entre otras cosas. Terminan impugnando el espacio como primer encuentro feminista autónomo, y se retiran. Las que firman son: Ximena Bedregal, Margarita Pisano, Olga Viglieta, Patricia Kolesnikov, Edda Gaviola, Angélica Briceño, Miriam Djeordjian, Begoña Amaya, Adela Bonilla y Margarita García…»
«…El II Encuentro Autónomo Latinoamericano fue propuesto en Uruguay, Santa Lucía del Este en 2001. Lo organizó un grupo autónomo de uruguayas llamando Teindiras83, con el apoyo de Mujeres Creando. Para este momento Cómplices ya no participaba como corriente autónoma. Franulic cuenta que en la convocatoria del encuentro el concepto de autonomía que manejaron es el que Mujeres Creando definió en Sorata: “principio relacional ético” (2009, 466)…»
«…La autonomía tiene que ver con el cuerpoEl sistema patriarcal se sostiene en base a identificaciones y copias de modelos de vidas, siempre todo repetitivo. Las mujeres en eso nos vemos obligadas a imitar siempre un modelo, modelo de amar, de ser, de tener un cuerpo. Al no tener nuestra propia corporalidad hace que no podamos ser humanas autónomas y libres. Antes de poder tener un pensamiento propio necesitamos tener un cuerpo que dé vida y obra a esas ideas. La opresión histórica de la humanidad, y especialmente de las mujeres, ha pasado por el control del cuerpo…»
«…Una de las primeras que se arriesgó a ponerle palabras a las cosas que estaban pasando fue Miriam Botassi quien, desde la radicalidad de su pensar y actuar, nos advertía de la pronta injerencia de Naciones Unidas en el movimiento feminista. Decía, en relación a la autonomía que las latinoamericanas necesitábamos en ese momento, que:Este poder podría no estar contextualizado y reafirmado en las instituciones patriarcales. Deberíamos tener una forma de comportamiento y de acción radicales para la construcción de un poder autónomo. Este poder estaría basado en un nuevo tipo de pensamiento que constituiría la posibilidad de estar realmente construyendo una propuesta revolucionaria de ejercicio de poder (…) ¿Cómo vamos a negociar como feministas con un partido y el gobierno si no tenemos una propuesta nuestra, suprapartidaria y previa? (…) De lo contrario, tendremos que cambiar las propuestas y clarificarlas, para definir quién es feminista y quien no lo es. Tener principios y prácticas coherentes con la prédica» (Brujas, 1994, 17).Acertada crítica sin duda. Con relación a la urgencia de radicalidad y el necesario debate que fue surgiendo entre latinoamericanas de distintas regiones, Amalia Fischer se pregunta de cuál autonomía hablamos en el feminismo latinoamericano si no hemos podido idear – no porque no seamos capaces, ni mucho menos taradas – unas formas de relación con las fundaciones/financieras extranjeras que nos beneficie más a nosotras que a ellas…»
«…Retomaré cuatro autoras relevantes que han tratado y cuestionado el concepto desde posicionamientos políticos muy bien definidos. Ellas son Julieta Paredes, Francesca Gargallo, Victoria Aldunate, y Yan María Castro.Julieta Paredes en Hilando Fino (2012), establece que el género para Mujeres Creando es un:Concepto y categoría que tiene posibilidades de ser usado para la transformación de las condiciones materiales de la opresión de las mujeres. Concepto acuñado políticamente por feministas que, en su sentido político, constituye una categoría relacional que denuncia y devela la subordinación impuesta por el sistema patriarcal a las mujeres” (2012, 55).Pero añade luego, que este instrumento tan valioso conceptualizado así a finales de los sesenta y principios de los setenta fue despojado de su posibilidad revolucionaria, al punto que le sirvió a las mujeres de clase media latinoamericana para imponer políticas públicas neoliberales (2012, 57).Sostiene que la equidad de género fue el viraje neoliberal que hicieron las ONGs de mujeres y se convirtieron en tecnócratas del género, confundiendo la denuncia del género con la equidad de género, como parte de una estrategia de vaciamiento de contenido de conceptos (2012, 60). Aquí Paredes utiliza el concepto denuncia, que fue criticado también por Margarita Pisano, como forma de hacer política dentro del movimiento feminista».
«Por otro lado, con respecto a la tecnocracia del género, concepto acuñado por la corriente autónoma radical, Francesca Gargallo en un artículo llamado “Las expertas de género y el feminismo en tiempos de globalización. Una llamada de alerta desde América Latina”, nos dice:Finalmente, la parte del movimiento que optó por el análisis de género fincó sus prácticas en las “políticas públicas”, esto es acciones divorciadas del movimiento de las mujeres, que implicaban que las mujeres dejáramos de estar entre nosotras, construyendo el significado de la política para las mujeres. La conversión de algunas mujeres feministas en expertas al interior de programas de cooperación internacional o de los diversos gobiernos de América Latina o, también, en el Foro Social Mundial de Porto Alegre, llamados de políticas públicas, ha sido acompañada de una brutal descalificación de la mirada que, desde nuestra realidad sexuada, las feministas echamos sobre nuestro específico estar en el mundo…114Por el mismo lado, Victoria Aldunate, en su libro “¿Género? ¿Qué es el género? El feminismo no muerde”, escribe lo siguiente con respecto al “enfoque de género”:Se ha ido convirtiendo en los Estados, en La Moneda, en los partidos políticos, en la Academia – o sea, en la Universidad – , en los Capitales, en el Banco Mundial, en las Empresas, en las ONGs, y en las instituciones de todo tipo, en la herramienta ideal para despolitizar el feminismo, para negarlo. O sea, difumina el carácter político del movimiento feminista, un movimiento social que se ha caracterizado por hacer pública su voluntad política, sus aspiraciones transformadoras de la realidades de las mujeres, su carácter transgresor y visibilizador de las raíces de la opresión patriarcal (2012, 15).Ambas autoras coinciden en la idea de que con el proceso de institucionalización se va a llevar a cabo la cooptación del movimiento feminista por parte de las agencias internacionales. Y que esto lleva implícito la entrada de género al movimiento, invisibilizando la potencialidad transformadora del feminismo y el sujeto mujer».
«Yan María Castro va un poco más allá. Desde una visión de lucha de clase, analiza el término de género impuesto por el posmodernismo, lo cual genera una separación entre mujeres que pueden acceder a espacios de poder, y las que no (2012, 237). La autora sostiene que el feminismo generista se alejó de las mujeres para transformarse en generismo institucional y estatal. Sin embargo, continúa utilizando ocasionalmente el epíteto “feminista” para cooptar y confundir a las mujeres (2012, 237). Luego, Castro hace un análisis crítico del por qué se fue perdiendo la autonomía dentro del movimiento feminista. La entrada del género, trae consigo también la entrada de la Teoría Queer, y por ende, la inclusión de los hombres “Trans” de participar en las decisiones de las mujeres. Las y los queer-trans han invadido los espacios feministas para romper al feminismo, por supuesto con la complacencia del generismo (2012, 238). La pensadora nos aclara que el propósito final de dicho sistema ha sido llegar a un “feminismo sin mujeres”, no al final del feminismo, sino al vaciamiento de su contenido inicial y relleno de un nuevo contenido contramujer (2012, 239).115 Sin duda el género ha sido un instrumento de cooptación de la historia de las mujeres y del mismo feminismo. La incorporación del género a los estudios de las mujeres, ha significado la pérdida de rebeldía y transformación en las investigaciones y nuestra historia. Nos ha costado el silencio de la voz de las mujeres. El género incorpora en sus estudios a la masculinidad116, dejando en segundo plano las condiciones de opresión sobre el cuerpo de las mujeres. Nuevamente se repite la historia de nuestros fracasos. Quizás deberíamos preguntarnos ¿por qué aumentan las políticas de género, a la par que aumenta la violencia hacia las mujeres?».

«ÍNDICE
- Introducción
- Contexto histórico
- El qué, el cómo y el para qué
- Capítulo I: Escarbando un poco más de lo común
- Acercamientos conceptuales a la autonomía
- Antecedentes históricos del movimiento feminista latinoamericano
- La diferencia negada
- Genealogía de la autonomía en el feminismo latinoamericano
- Capítulo II: Mirar la historia desde afuera y tejer
- Hilando con memoria
- Autonomía Cómplice
- Ética feminista cómplice
- El descontento de Beijing
- ¡Qué desgracia esta democracia!
- Explicitación de las diferencias: Corriente Autónoma, Corriente Institucional y Ni Nis
- Ruptura de la Corriente Autónoma Radical: Cómplices y Mujeres Creando
- Y la amnesia continuó
- Capítulo III: Imaginar un nuevo modo
- La continuidad del hilo: Movimiento de Mujeres Rebelde del Afuera»…
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